En una conferencia de prensa, Alejandro Romano Rascón, abogado de la ministra Esquivel, aseguró que una jueza determinó de manera inatacable que la ministra es «legítima titular» de los derechos de autor de la tesis de licenciatura de 1897 con el título: «Inoperancia de los sindicatos de los trabajadores de confianza del Artículo 123, Apartado A».
«Esto pone fin a la discusión», comentó el orgulloso abogado, «y aporta un argumento más a nuestro alegato de que Édgar Ulises Báez Gutiérrez inventó la máquina del tiempo para viajar al futuro y publicar dos años antes la misma tesis, palabra por palabra, que la más inmaculada de todos los ministros de la Suprema Corte».
Romano leyó un fragmento de la sentencia de la jueza, que decía: «Mi Yasmín no es plagiaria; podrá ser mentirosa, puerca, idiota, plagiaria, pero nunca una estrella de porno».
La determinación de este asunto jurídico, al mismo tiempo zanja la discusión sobre la posible existencia de corrupción dentro del sistema educativo superior nacional y restaura la fe de todos los mexicanos en los funcionarios públicos al demostrar que nunca, ningún funcionario, ha plagiado ni ha cometido ninguna otra conducta inadecuada.