Natura llama cuando llama, ni un minuto antes, ni un minuto después. Por eso, el acceso al baño, aunque sea el de mujeres y uno sea varón, no se le puede negar a nadie y si eso llega a pasar, lo más lógico y natural es que se dé una reacción violenta como la que tuvo Laura, una «mujer trans» en la Cineteca de la CDMX.
Días después, tras una larga reflexión de lo ocurrido, Laura se dio cuenta de que las cosas no se podían quedar así y decidió llamar a sus amigos, o amigas, o lo que sea, para ajustar cuentas con la Cineteca, a donde acudió para saquear la dulcería, no como un acto violento de delincuencia, sino a manera de protesta porque es muy normal delinquir cuando a uno le da mucho coraje algo.
Las autoridades aún no han fijado una postura pero se espera que no haya consecuencias, pues estas acciones no constituyen un delito, sino una legítima defensa de un derecho universal para todo hombre: zurrar a gusto los baños de las mujeres.
