Los memes y los mames a veces son más peligrosos que el VHS, e igual de contagiosos.
En la sala de redacción de EAD conocemos bien el sentimiento de no poder sacarnos de la cabeza una canción, una frase, o una imagen, porque siempre estamos en onda con la chaviza y constantemente buscamos el próximo hit que estará de moda entre los más jóvenes.
Pero una cosa es ser marrano, y otra trompudo. Por eso sabemos que todo tiene un límite y estamos dispuestos a dejar morir un meme si dejó de ser chistoso.
Lamentamos informar que el que hasta hoy fue nuestro becario incumplió con este principio, pues durante varias semanas estuvo cantando «mi primera chamba» cada vez que se equivocaba, cosa que pasaba mucho, hasta el punto de provocar un hartazgo generalizado entre los demás redactores.
La cereza del pastel ocurrió cuando el director general de todo este pedo lo llamó a su privado para informarle sobre la decisión. Al escuchar que estaba despedido, la respuesta del becario fue cantar de nuevo «mi primera chamba», con lo que selló su destino y convirtió la decisión en irrevocable.
