Todos conocemos casos de actores que, por la intensidad con la que se comprometieron a interpretar a sus personajes, terminaron con secuelas psicológicas graves y una gran crisis de identidad.
Recordemos a Heath Ledger, en Batman, que por interpretar al Joker se le fueron las cabras al monte y tuvo un trágico desenlace; a Luis Gerardo Méndez, que un día actuó de mirrey en Nosotros los Nobles y ya nunca se le quitó; o a Alexis “Ojitos de Huevo”, que la hizo de ciego en la serie “Ojitos de Huevo” de Netflix y ahora ya no ve.
Otro actor al que definitivamente se lo comió el personaje fue Diego Boneta, quien interpretó a Luis Miguel en su serie biográfica y desde entonces ya no es el mismo. La serie fue un rotundo éxito y la manera en la que Diego encarnó al Sol de México, replicando sus gestos, su forma de hablar y hasta su manera de ser inmamable, impresionó a toda la audiencia.
La serie terminó de grabarse en el 2021 y todo el elenco, incluido Juanpa Zurita, que nos deleitó diciendo «¿Dónde está mamá, Micky?» en las seis escenas que actuó, regresaron a sus casas a retomar su antigua personalidad, pero ese no fue el caso de Diego Boneta.
En un principio comenta su familia que les parecía gracioso que el actor dijera «¡¿Cómo disheee?!» a la menor provocación, acompañado de acomodos de pelo constantes y una patada al aire cada que salía de su cuarto, pero pasaron los meses y se dieron cuenta de que algo estaba terriblemente mal con él.
«No queríamos decirle nada, fue algo que nos callamos por mucho tiempo, hasta le empecé a decir “sole mío” nomas para alimentar su delirio, pero llegó un momento en el que mejor decidimos hacerle una intervención», comentó la mamá del actor en exclusiva para EAD.
Después de 3 años en los que sus familiares tuvieron que sufrir en silencio la pérdida de su hijo Diego, pues ya no respondía a ese nombre e insistía en que le dijeran “Micky” o “Luismi”, la familia decidió interceptarlo mientras bajaba a recibir un pedido de fetuccini en salsa de trufas blancas por Uber Eats para hablar seriamente con él.
Aunque al principio al actor le costó aceptar que necesitaba ayuda y renegaba diciendo «nooo, no me pueden dejar así», por fin lograron hablarle a ese Diego que sabían que seguía ahí adentro y, entre lágrimas, decidió terminar de evadir su triste realidad: aunque ya parezca más Luis Miguel que Luis Miguel, no es Luis Miguel.
Ahora el actor está recibiendo ayuda profesional dos veces por semana, acompañada de distintos medicamentos antipsicóticos. Se espera que pronto pueda recuperar su antigua personalidad, la cual es Rocco Bezauri de RBD.
