Como consecuencia directa de la contaminación, cada vez es más común encontrar plástico en todas partes, desde áreas verdes o el océano, hasta nuestra comida o las nalgas de una TikTokera, pero un reciente estudio ha revelado que existen microplásticos incluso en nuestros testículos.
La revista Toxicological Science, publicó una investigación en la que científicos de la Universidad de Nuevo México tomaron muestras del tejido testicular de 22 hombres y una mujer trans para después analizarlas. El hallazgo fue que en el 100% de los testículos estudiados se detectó la presencia de microplásticos, el cual, en el caso de que seas alguien con micropene, viene siendo un plástico proporcional.
Dado que estos materiales se le atoran en la nariz a tus espermatozoides, como los popotes a las tortugas, esto podría tener implicaciones negativas en la salud reproductiva de las personas, pero no solo eso, sino que también está relacionado con enfermedades como el cáncer.
Mientras que muchas personas se lo toman a la ligera, preguntando si pueden llevar su semen a un centro de reciclaje para sacar dinero extra, o comparando sus testículos con un Huevito Kinder, por aquello del plástico adentro, para otros este descubrimiento es algo verdaderamente alarmante y solo es una señal más de que nuestro cuerpo resiente la manera desenfrenada en la que vive el hombre moderno.
¿Y ahora qué hago, cawn?, ¿cómo me saco este plástico de los huevos?
Si tienes uno o más testículos, seguramente te estás preguntando lo mismo. La recomendación que te puede hacer el equipo de urólogos de EAD es eyacular lo más que puedas.
Ve con alguna morrita de confianza y dile «tengo tanta leche plastificada que si no te hago un hijo, te hago un funko, morra», o, «sin ser televisión nueva, quiero que me saques el plastiquito», y seguramente entenderá la situación y se ofrecerá para ayudarte.
Eyacular en realidad no te ayudará a desechar los microplásticos, pues no necesariamente se expulsan con el semen, pero vas a sentir rico y seguramente se te va a olvidar por un momento que al humano se lo está cargando la verga de plástico.
