Se emperró en yucateco: dios maya Chaac castiga a Yucatán por estatua de Poseidón

Desde épocas inmemorables, el humano ha invocado fuerzas que van más allá de su entendimiento para recibir todo tipo de ayudas divinas, pero otras veces, víctima de su soberbia e ignorancia, desata la furia de las deidades que no la pensarán dos veces antes de aplastarte como a un insecto.

Así como cuando escribes “dios” en minúsculas, o cuando no reenvías esa imagen de Jesucristo diciendo que si lo ignoras, adoras al demonio, lo cual muchas veces es motivo suficiente para que te empiecen a pasar cosas horribles, los habitantes de la península de Yucatán han hecho a enojar a uno de sus dioses mayas, esos que están encargados de juzgar las acciones de todos los que viven en esa región.

El principal culpable fue el alcalde de Progreso, Yucatán, Julián Zacarías, también conocido como el “Perico Zacarías”.  Ignorando que seguramente el Dios griego Poseidón ni los topa, y lo único griego que hay en el estado es el sexo entre hombres, al alcalde le pareció buena idea ponerle una estatua de tres metros en un malecón, lo que seguramente hizo que Chaac, el Dios maya de la lluvia, dijera «ᵃ, bueno, chingo a mi madre, pelanás».

Muchos yucatecos relacionan esta terrible falta de respeto con las recientes lluvias que han azotado a la región, las cuales están a punto de empeorar con la llegada del huracán Beryl y harán que más de uno se sacuda bruscamente de su hamaca.

Para aplacar la furia y el rencor de Chaac, ya se ha optado por diferentes métodos que van desde hacer rituales mayas con sacrificios humanos, hasta buscar contacto extraterrestre para que los ayuden como a los tampiqueños, pero es mucha la gente que esta convencida de que, para contentar a la deidad, es necesario destruir la estatua de Poseidón.

Ya existe un evento en Facebook que convoca a los habitantes para reunirse y destruir la efigie del dios griego. Aunque ya hay más de 4 mil asistentes confirmados, las autoridades han lanzado un comunicado pidiéndole a la población no caer en la superstición y no dañar dicho monumento. Por su parte, Berryl ya se ha convertido en huracán categoría 5 y amenaza con impactar la península este mismo jueves.

Con el tinaco marcado con sus datos personales como si fuera una hielera en un baile de pueblo, y una buena dotación de papel higiénico y demás artículos esenciales que ya saquearon de los supermercados, los yucatecos no pueden dejar de preguntarse al ritmo de Caifanes: ¿Serán los dioses ocultos?

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