Es bien sabido que a los culos no les hacen corridos, pero si alguien tuviera que hacer uno, sin duda se lo compondrían al de Bellakath.
Uno suele pensar que, a diferencia de los hombres nalgones, que se ven afeminados y chistosos, las mujeres nalgonas gozan de todo tipo de privilegios y atenciones, como nunca tener que pagar cuando salen de fiesta, nunca batallar para encontrar una silla o una cara para sentarse, o simplemente tener esa autoestima que solo puede tener una chica a la que los cacheteros le quedan como tanga.
Bien dijo Newton que, a mayor masa, mayor es la fuerza de atracción, y con esto nos trató de explicar ese extraño magnetismo que todos sentimos hacia un trasero de proporciones generosas (no confundir con “trasero generoso”, ese es el que prestas), pero personajes como Bellakath han alzado la voz y nos han demostrado que, cuando hablamos de nalgas, no siempre es bueno pasarse de la raya.
A pesar de lo que pensaría cualquiera que la haya visto, la intérprete de “La gatita que parece tambo”, o algo así va la canción, dice no tener ningún tipo de implante y asegura que el único plástico que tiene en su cuerpo son sus uñas de acrílico y una Maruchan que se comió hace 3 años.
La cantante le adjudica el tamaño de su trasero al abuso del cereal “Chachitos” cuando era pequeña y a la vacuna del COVID, experiencia que comparte con muchas vacunadas que denuncian que en ningún momento se les advirtió que te “protegía” del coronavirus, pero te provocaba el culonavirus.
Bellakath dice que tener un «culo que tiene su propio código postal», como ella dice en tono de broma, le ha traído muchos problemas en su vida cotidiana, lo que a muchos les extrañó bastante porque vivimos en una sociedad sumamente culocéntrica:
«Estoy HARTA de tener que comprar dos asientos de avión… HARTA de tener que gastarme dos rollos de papel de baño cada que voy a hacer del dos… HARTA de ya no poder sentarme en la cara de nadie porque ya le pulvericé el cráneo a dos de mis exnovios, que en paz descansen…», compartió entre llanto en una entrevista con Yordi Rosado, quien la veía horrorizado porque le recordó a sus contrincantes en la carrera de botargas.
La entrevista fluyó bastante bien, la reguetonera se fue sintiendo bastante cómoda con su entrevistador, lo que hizo que abriera su corazón y nos dejara ver un lado mucho más humano de la mente maestra detrás del «qué bonitos ojos tienes, quiero chuparte el pene».
«Siempre es un ‘estás bien culona’, pero nunca un ‘¿estás bien, culona’?”, dijo justo antes de que Yordi se parara a abrazarla totalmente conmovido.