El jefe de Gobierno de la Cedemex, y güey a quien no debes comprarle ningún lácteo, Martí Batres Guadarrama, le adelantó su jalogüín a mucho chilango que no anda tan distraído viendo La Casa de los Famosos y que, aunque sea, lee poquito, al oficializar el decreto que modifica el artículo 3 de la Constitución local, referente al respeto que el gobierno debe guardar sobre la propiedad privada. Por ello, a mucho güerito que sí tiene y a mucho morenito que con esfuerzo se hizo de una casita, le entró el miedito de que esto signifique que el gobierno le puede quitar lo que ha ganado con el sudor de su frente o de sus nalgas, depende si jalas parado o sentado.
En redes sociales empezó a circular la versión de que esta modificación haría que el Gobierno de la Cedemex pueda hacerse de cualquier propiedad gracias al empleo del ambiguo concepto de «el bien común», por lo que a mucho internauta y vicioso del like cachondón y del retuiteo (o reequiseo) fácil le entrara la inquietud de qué pasaría con los terrenos del abuelo y las casas de las tres diferentes familias de sus tíos. Esto ocasionó una especie de paranoia que, sin duda, continuará por muchos días, porque nadie, en su sano juicio, puede confiar en la palabra de un tipo que distribuyó leche con materia fecal y agua con hidrocarburos, además de tener cara de pendejo y apellidarse «Guadarrama».
Así pues, el artículo establece que la nación, lo que eso quiera decir, tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, que quién sabe qué chingados sea. En resumidas cuentas, puras ambigüedades en su redacción es lo que ocasiona que a la gente le entre el mello y luego anden con eso de que «disfruten lo votado». Pero, pues, sí es cierto: disfruten lo votado. Ahí andan de cola fácil con el Licenciado y su chancla Sheinbaum.
«No vamos a quedarnos con sus mugrosas y hediondas casas (todavía), ya veremos si más adelante nos sirven para poner ahí un nuevo centro recreativo para chairos, un estadio de beisbol que se llame “AMLOnrón” o un comedor especial para Citlalli y sus novias, pero de momento no se apuren, todas sus casas están seguras hasta que Bartlett o Nahle quieran comprar más de las que ya tienen», pudo haber dicho Martí Batres, si no hubiera estado ocupado ordeñando una vaca luego de ir al baño.
Para tranquilizar a todos aquellos inocentes que se dejaron llevar por las benditas redes sociales, al parecer la propiedad privada no puede ser expropiada sin que haya de por medio una «utilidad pública» y una indemnización de por medio, según lo que dicta nuestra Carta Magna. Lo malo es que con la mayoría calificada de Morena en ambas cámaras eso sí podría ser posible. Así que, por si las dudas, hay que ponerse al tiro porque: «Caras vemos, Guadarramas no sabemos».