En una demostración de ingenio y visión empresarial digna de Shark Tank de barrio, una mujer en la colonia Las Lomas ha lanzado su propio emprendimiento: la venta de chismes premium sobre sus vecinos a todo curioso que quiera saber los secretos más oscuros del vecindario. Ella ha bautizado su negocio como Mitotes S.A. de C.V., y pide con firmeza que se le llame como «emprendedora mitotera», rechazando términos obsoletos como «chismosa» o «metiche profesional».
«Ya basta de andar regalando la información, el conocimiento es poder, y el poder… se cobra», explicó con orgullo la señora Conchita, fundadora y CEO de Mitotes S.A., mientras anotaba en su libreta detalles jugosos sobre la reciente separación de la familia Pérez. «Antes de criticarme, que se pregunten cuántos emprendedores han tenido el éxito que yo tengo en tan solo tres semanas», afirmó con mirada desafiante.
El modelo de negocio es tan simple como efectivo. Doña Conchita ofrece suscripciones semanales, en las que, por una módica cantidad, los interesados reciben los últimos rumores del vecindario. Por un extra, se puede acceder a chismes premium, como «infidelidades comprobadas» o «misteriosas compras en el Oxxo». «El que paga, escucha. El que no, se queda con las migajas del chisme», aseguró mientras actualizaba su Excel de suscriptores.
Entre sus servicios más populares está el «Mitote Express», una notificación por WhatsApp con los detalles más escandalosos del día por medio de mensaje directo en sus redes sociales, ideal para aquellos que no tienen tiempo de estar en la ventana, pero necesitan mantenerse informados. Además, ha lanzado paquetes corporativos para oficinas, en donde garantiza información precisa sobre las salidas del jefe con la secretaria, con la de Recursos Humanos y hasta con el sacacopias.
Sus clientes no podrían estar más satisfechos. «Es como Netflix, pero de chismes. Antes me enteraba de las cosas una semana tarde, ahora estoy al día. Vale cada peso», comentó una suscriptora VIP que prefiere permanecer en el anonimato (por ahora). En cuanto a la privacidad de los afectados, la señora Conchita ha sido tajante: «Aquí no hay nada que no se haya visto desde una ventana. Si les preocupa que su vida privada salga a la luz, pues que compren cortinas, ¿no?».
