Sabemos que interpretar señales es un arte misterioso y que muchos hombres de bien terminan más confundidos que perro en periférico. Más de alguna vez, todos hemos pasado por esa etapa de la vida en la que estás en la banca sin darte cuenta de que podrías ser el MVP del corazón de esa morrita que crees que está fuera de tu liga. Por eso, nuevamente, nuestro equipo de científicos e investigadores especialistas en temas del corazón y el ancestral piquete de costillas nos trae las cinco pruebas infalibles que indican que a esa muchacha especial le gustas, para que dejes de pensar que es solo tu imaginación y ya le devuelvas esas miraditas sin temor a que te bote.
- Te responde en menos de cinco horas. Si le envías un mensaje y no tienes que esperar tanto que te crezca barba de leñador, déjame decirte que ya vas ganando. Si su respuesta llega en minutos, ahí es. Está pendiente de ti. Vamos, ¿cuándo fue la última vez que alguien te respondió tan rápido, sin que le debieras dinero? Este es un indicador clarísimo de que no le molesta en absoluto tenerte en la bandeja de entrada… o en otras bandejas.
- Te sonríe como que no quiere la cosa. Digamos que cada vez que te acercas, te dedica una sonrisa más amplia que la autopista. La prueba infalible: si además se ríe de tus chistes de tío, hermano, dale gracias a la vida. Eso no es casualidad. Ríe por no llorar, dirán, pero aquí lo hace para mostrar interés. ¿De verdad crees que «¿Cuál es el pez más tonto? El pez-pendejo» merece carcajadas? Recuerda, donde entra la risa, entra la longaniza.
- Siempre tiene algún detalle contigo. Y cuando decimos detalle, no quiere decir que te traiga rosas ni serenatas, sino esas pequeñas cositas: te da el último chicle, te invita el café o hasta te presta el bolígrafo como si fuera su tazo dorado. Esos gestos son como guiños cómplices, y no, no es que solo sea amable. Si te da de su chocolatito, amigo, ya estás en su radar. ¿Cuándo fue la última vez que alguien te llevó unos tamalitos hechos por su mamá para que desayunes? Ahora, te toca pedirle de su propio tamalito.
- Las indirectas son obvias, solo que tú eres un hombre de bien. Si alguna vez has escuchado cosas como «¿Y cómo haces para que las chicas no se te acerquen tanto?», o «Seguramente tienes a varias detrás, ¿verdad?», felicidades, tienes frente a ti a alguien que está lanzando dardos envenenados de coqueteo. Esto, traducido al español simple, significa que está esperando que, como en las películas, le respondas «Pues la única chica que quiero cerca eres tú». Lo malo es que a veces te la ponen en bandeja y tú nada más ves pasar la bola.
- Usa cada excusa para tocarte accidentalmente. Si cada dos por tres encuentras una mano sobre tu hombro, una rodilla que se acerca peligrosamente o te repega «accidentalmente» sus tetorras, mi querido despistado, despierta, que te están lanzando un pase a puerta abierta. Estos toques estratégicos son señales, como decirte «a ver si así te das cuenta». Claro que ella no va a hacer un anuncio en letras doradas, pero esos «accidentes» suelen ser cualquier cosa menos eso.
Así que, si te identificaste con al menos tres de estas señales, ya sabes, el tren del romance ha parado en tu estación y está esperando que te subas. No seas ese que lo deja pasar por quedarse mirando el teléfono o anda en la pendeja. Responde esas sonrisas, esos roces, y, quién sabe, tal vez el próximo calzón que recibas ya no sea en sentido figurado.