En lo que algunos consideran un movimiento digno de un Joe Biden rejuvenecido, o ya de plano loquito, el presidente saliente de los Estados Unidos y abuelito que te abraza a los niños de formas inapropiadas, Joe Biden, aprobó el envío de misiles de largo alcance a Ucrania. Con esto, deja claro que, aunque su mandato termine pronto, no se irá sin hacer ruido, más allá de sus flatulencias, ni sin lanzar algunos cohetes a los enemigos rusos.
«Si realmente estuviera viejo y senil, ¿podría hacer esto?», habría dicho Biden al firmar la orden en medio de risas nerviosas de su equipo de seguridad nacional. Algunos reportes aseguran que, tras estampar su firma, añadió un «¡Boom!», mientras hacía el gesto de una explosión con las manos, para luego preguntar si alguien tenía un chocolate y un pañal nuevo.
La decisión llega en un momento en que la guerra en Ucrania se convierte en un reality show geopolítico que nadie pidió, pero todos siguen, con nuevos protagonistas como Corea del Norte enviando tropas a Rusia para reforzar las líneas de combate. Biden, aparentemente decidido a no dejar que Putin y Kim Jong Un acaparen la atención, optó por darle a Ucrania los juguetes que había estado pidiendo durante meses.
«Estos misiles son la versión militar de un regalo de despedida. Como un Rolex, pero explosivo», comentó un analista político en tono sarcástico. Mientras tanto, desde Moscú, Putin acusó a Estados Unidos de «estar jugando con fuego» y añadió en un ruso perfecto: «a ver de a cómo nos toca, pinche anciano decrépito». A lo que Biden respondió: «Bueno, por eso les mandamos misiles, para apagarlo. Pinche Putin, me la pelas», o algo parecido.
El contexto político de esta decisión no pasa desapercibido: Donald Trump, quien recientemente ganó las elecciones presidenciales, ya prometió cortar el flujo de armas a Ucrania y «negociar la paz en 15 minutos» con Putin, aunque no especificó si eso incluye una ronda de golf con el líder ruso o el intercambio de modelos rusas y gringas, mientras juegan una ronda de golf. En respuesta, Biden parece decidido a dejar a Ucrania bien equipada, casi como un papá que, antes de irse de viaje, llena la despensa para que sus hijos no mueran de hambre.
«Sabemos que la estrategia de Trump incluye abrazar a Putin, literalmente. Nosotros preferimos dar abrazos desde lejos… con misiles», comentó un asesor anónimo de la Casa Blanca, mientras bufaba de coraje porque en la rifa le tocó cambiar el pañal del mandatario.
Con esta decisión, Biden deja un mensaje claro: si alguien pensaba que sus últimos meses en el cargo serían tranquilos, estaban tan equivocados como alguien que intenta usar «1234» como contraseña en sus redes sociales. Mientras tanto, en redes sociales, el hashtag #ByeByeBidenMissiles podría ser tendencia en los próximos días, de acuerdo con expertos en rascarse la panza mientras escrolean la pantalla.
