«Y líbrame de la tentación, pero nomás tantito»: ¿Llegó Semana Santa y ya sentiste el llamado del maligno? Estos son los 7 pecados que podrías cometer sin consecuencias

Llegaron las vacaciones que, aunque te hagas pendejo y ni a misa hayas ido desde que la hiciste de padrino de tu sobrino, estas se deben a que Nuestro Señor Jesucristo dio su vida por todos nosotros. Llegó con ello el tiempo de reflexión, de recogimiento y de recordar que, si el cuerpo es un templo, también tiene zonas arqueológicas y erógenas que uno de vez en cuando quiere explorar. Porque seamos honestos: quedarse en casa viendo «Los Diez Mandamientos» con tu tía católica ya no se pone chido ni te va a quitar los pensamientos cochambrosos que tienes por la Nefertari.

Así que si esta temporada te sientes más tentado que Adán o más sonsacado que Sansón con Dalila, no te preocupes. Nuestro equipo de sacerdotes excomulgados, expertos de la vagancia, y científicos del sacrilegio y la blasfemia, nos traen los 7 pecados capitales que puedes cometer sin culpa, siempre y cuando lo hagas con gracia y con la veladora prendida (por si las dudas).

  • Lujuria. Si ya saben cómo eres, para qué te ponen donde hay carne. ¿Te la pasas pellizcándole al celular cada vez que abres el TikTok? ¿Mandaste el clásico «¿Y tú qué harías si estuviéramos solos?», justo después de ver La Pasión de Cristo? No estás solo, pero sí eres un cachondo con el que hay que tener cuidado. Ya si de plano la que te tienta es tu morrita con ese vestido corto, solo recuerda que no hay consecuencias si nada más pruebas tantito y no te cachan con las manos en el Santo Grial.

  • Gula. No sólo de pan vive el hombre, pero son vacaciones y se te antoja todo, sobre todo el pan. Te comes lo de hoy, lo de mañana y lo que dejó tu primo el vegano en el tupper, por no llegar tarde a su retiro espiritual. Que si el pescado, que si la empanada, que si los tacos de vigilia. Está bueno, pero no te atasques, comparte y no desperdicies, que eso sí es pecado grave.

  • Ira. Ni que uno no sintiera feo por las injusticias de esta vida. Sabemos que nada saca el verdadero demonio en uno como una fila para ver la Pasión Viviente en Iztapalapa con 40 grados a la sombra y un señor vendiendo obleas con reggaetón cristiano de fondo. ¿Te pusiste como diablo porque tu vecino volvió a poner su música gacha a todo volumen? Te entendemos, pero antes de ponerle en su madre, recuerda que ese pobre infeliz ha sufrido mucho en la vida: no tiene ni la primaria, mantiene tres hijos que no son suyos y está más prieto que tú.

  • Pereza. No somos máquinas, pero tampoco te pases. Semana Santa es para descansar, sí, pero tú ya llevas cuatro días sin bañarte, sin mover un dedo y con Netflix preguntándote si sigues vivo. Si fueras más flojo, te canonizan como el Santo Patrón de los que se echan aire con la tapa del jamón. Descansa lo que necesitas, pero primero cánsate para que tengas una excusa.

  • Envidia. Vive y deja vivir, puro pendejo tiene envidia. Todos en la playa, tú en la sala con ventilador que no le devolviste a tu tía desde 1997. Ves historias de tus exes en bikini, tus amigos en Bacalar y tú atrapado con tu familia y un litro de nieve sabor rompope. Mándalos a chingar a su madre, porque solo te amargas tú. Mejor ve por unas chelitas y disfruta de la paz de tu soledad.

  • Avaricia. Te niegas a poner para la carne asada, pero bien que te sirves doble. Te ofrecen cooperar para el viacrucis y te haces como que la virgen te habla. No sea codo, mijo, que mientras más da, más le cae. Saque esos 200 pesos que no quiere tocar, ya luego güirigua, y póngase una buena pedita con los compas, o ya de menos una de buró si los amigos lo traicionaron.

  • Soberbia. Nadie es mejor que los demás, menos tú, no importa qué tan moralista te pongas, solo porque te has guardado muy bien todo lo que gastas en OnlyFans. Así que mejor acepta lo que eres: un pecador profesional (lo único en lo que eres profesional, de hecho) y un mortal que muy probablemente no tenga perdón de Diosito. El primer paso es aceptarlo, según las pelis.

Así es, mi querido hereje, la Semana Santa es tiempo de reflexión, pero también de desestrés, de bajarle dos rayitas al juicio y de subirle tres a la pedita, aprovechando que andas de vacaciones. Solo recuerda que, si vas a pecar, que sea con ganas, pero a sabiendas de que hay un Dios que todo lo ve. Y si de repente te pones más religioso que de costumbre y te arrepientes, lo más seguro es que te cacharon. Dios es amor, pero no abuses. Porque si bien el cielo perdona, las capturas de pantalla no. Ve con Dios y no peques (o nomás tantito). Amén.

Acerca de Fede

Fede

Profesor en Escritura Creativa. Lingüista y estudioso de escrituras expandidas y poéticas experimentales.