Lo que comenzó como un lunes normal, con ausencia de médicos y máquinas de café descompuestas, terminó convirtiéndose en una hazaña médica digna de serie (Ojo aquí, Netflix). El Hospital General «San Judas» logró realizar el primer trasplante de riñón exitoso a manos de un trabajador de intendencia, que era el único que estaba libre y se presentó a trabajar, guiado únicamente por instrucciones de ChatGPT y dos tutoriales de YouTube.
Según el reporte del hospital, el cirujano de guardia sufrió un ataque de ansiedad al enterarse de que le pagarían su aguinaldo en vales de despensa, y abandonó el quirófano en pleno procedimiento. Ante la urgencia, y sin anestesiólogo disponible (porque estaba dormido en el quirófano B), la jefa de enfermería tomó una decisión revolucionaria: darle bata, guantes y una tableta con conexión a internet al intendente Juan Carlos «El Galletas» Ramírez, quien estaba trapeando vómito ajeno a escasos metros.
«No sabía si era legal, pero sí sabía que era lunes y ya estábamos hasta el gorro de puro mal quedado», declaró la enfermera principal, mientras tomaba un sorbo de su café frío y gritaba que alguien buscara la extensión de urgencias administrativas, o lo que sea.
Ramírez, conocido por su habilidad para destapar coladeras y ubicar sin esfuerzo los tuppers olvidados en los lockers del personal médico, aceptó el reto sin dudar. «Yo dije: si ya me han pedido que tape goteras, dé inyecciones y cubra la recepción, ¿qué tanto es abrir a alguien, quitarle un riñón y meterle otro? Con fe y ChatGPT, todo se puede», aseguró el héroe accidental.
La cirugía duró aproximadamente 7 horas, 6 de las cuales se fueron en reiniciar la conexión WiFi del hospital y en buscar la diferencia entre «vena renal» y «cosa con forma de lombriz». Durante la operación, ChatGPT fue alimentado constantemente con preguntas como «¿qué hago si esto empieza a sangrar como en El Conjuro?»
y «¿el lado derecho del cuerpo también es el izquierdo si lo veo al revés?».
El paciente, que al principio manifestó dudas, terminó agradeciendo con lágrimas en los ojos y morfina en las venas: «Al final, creo que prefiero mil veces un trasplante guiado por IA que uno hecho por un residente con sueño y coraje acumulado desde la carrera, o peor, cualquier operación en el IMSS».
El director del hospital ya anunció que esta técnica será replicada en hospitales públicos de todo el país bajo el nuevo programa «Curando con lo que haiga», que planea capacitar a personal de limpieza, cafetería y seguridad en intervenciones quirúrgicas básicas, siempre que tengan buena ortografía para escribirle a la IA. «Al fin y al cabo ya nos están llenando el hospital de curanderas y brujos de Catemaco», agregó, mientras le hacía una limpia a una señora que traía mal de orín.