«Vámonos con la de gala, la del Toros Neza del 96»: ¿Ya te dio el sí la morrita que te gusta? Te decimos cuál es el outfit perfecto para esa primera cita

¡Al fin, chingón! Después de meses de reacciones con fueguitos, memes compartidos, indirectas que solo tú entendiste y un par de «es que estoy saliendo de algo», la morrita que te gusta por fin te dijo que sí y te dio chance de invitarla a salir. Y tú, como hombre de bien del siglo XXI, te estás preguntando: «¿Qué me pongo? ¿La de gala o la menos sudada?».

Tranquilo. No entres en pánico. Nuestro equipo de expertos en primeras citas (porque cada fin de semana agarran nueva novia) nos traen la guía definitiva para que no la espantes desde que te vea llegar, no parezcas primo lejano del Brayan, y sobre todo, para que ese pantalón aguante lo que pueda pasar, si todo sale bien.

1. La playera de tu equipo de toda la vida (la de gala, por supuesto). Porque no hay nada que grite testosterona como esa gloriosa camiseta retro, con más historia que la primaria pública en la que estudiaste. Sí, puede que tenga hoyos, pero también tiene personalidad. Y huele a victoria, aunque solo haya sido una. Que de una vez vaya enterándose de que esos domingos de futbol no te los va a quitar y tiene que entrarle a preparar el guacamole y arrimarte las caguamas bien frías.

Eso sí, si la cita es en un restaurante con manteles, te van a ver como viene-viene. Pero si la invitas a los tacos del Miguelón, hasta te van a pedir autógrafos. Tú decides qué tipo de estrella quieres ser.

2. Jeans entallados, pero no tanto, que no se note la desesperación. Sabemos que quieres lucir pierna, nalguita y virilidad. Pero recuerda: si el pantalón está tan apretado que ya ni circula la sangre, vas a llegar caminando como soldado herido.

Ni hablar del peligro de que se te marque algo que no estás listo para explicar. O peor: que no se marque nada. Así que aguas con el camel toe masculino. Nadie quiere ver al ganso sufriendo.

3. Zapatos que no chillen como cerdo en sacrificio. Ya estuvo bueno de ir a citas con tenis rotos o con mocasines que suenan como si pisaras quesadillas. Si tu calzado grita más que tú al ver la cuenta, invierte tantito en unos que al menos no parezcan de segunda comunión.

4. Chamarra de piel (sintética, obvio), porque hace calor, pero el flow no se negocia. Aunque sea pleno verano, estés a 35 grados y sudes como puerco en sauna, no puedes dejar la chamarrita que te hace sentir como protagonista de telenovela de TV Azteca. Sí, hueles a puro Axe con carne al pastor, pero te ves rudo. O eso crees.

5. El detallito final: loción chafa, pero en cantidades industriales. Porque no hay presupuesto para perfume importado, pero sí para vaciarte media botella de “Cacharel 2000” de la fayuca. Con eso matas el olor a pobreza, inseguridad y ansiedad. O eso juras tú, aunque ella ya esté viendo de reojo la salida de emergencia. Si la loción no te ayuda a levantar pasiones, al menos servirá como repelente de mosquitos, y eso se agradece.

Recuerda que no importa si te pones la del Toros Neza o la del América, lo importante es que llegues bañado, con aliento presentable y sin parecer que saliste directo de una peda con tus compas. La cita no es para desfilar, pero tampoco para dar lástima. Así que ve y haz lo tuyo. Saca la sonrisa para que entre la longaniza, la labia, el humor y, si todo falla, al menos que te recuerde un apasionado amor pasajero.

Acerca de Fede

Fede

Escritura creativa, lingüista y estudioso de escrituras experimentales.