Atrás quedaron los tiempos en que con una rosa de plástico y una serenata pedorra con bocina Bluetooth ya tenías a la morrita rendida a tus pies. Hoy las mujeres no se conforman con un bato que huele a Axe Chocolate y se lava los dientes una vez por quincena. Hoy quieren un hombre de verdad. Pero de esos que no solo están hechos y derechos, sino también registrados en el SAT, vacunados y con sillón propio, no prestado.
Y si tú estás ahí, leyendo esto con una mano en el celular y la otra en el pito, mientras le dedicas el mañanero a la morrita que te gusta, atento, porque nuestro equipo de científicos en el oscuro mundo de lo que ellas quieren, nos traen las 5 cualidades que toda morrita busca en su macho alfa, versión 2025. Así que ponte atento, dejate de pellizcar la verga y mejor toma nota para que no dependas del onanismo de por vida.
1. Que sea chambeador. Así que ya deja ese emprendimiento vendiendo vapeadores en TikTok. Si tu único ingreso es lo que sacas en Marketplace vendiendo «tenis originales, clon AAA», no vas a impresionar a nadie. La morrita de hoy quiere a alguien que sepa lo que es el aguinaldo y que hable con pasión de su afore. Así que mejor ponte a jalar, no importa si odias tu trabajo, mientras no te corran cada dos meses. Porque una cosa es ser inestable emocionalmente, y otra es que cada vez que suena el teléfono, sea RH diciendo que pases por tu finiquito.
2. Que huela rico. No estamos diciendo que uses perfume de diseñador, pero tampoco que te pongas Siete Machos como si fuera agua bendita. El bato hecho y derecho se baña diario, lava su ropa y no confunde desodorante con la intención de oler bien eventualmente. Ojo, si tu aroma puede ser confundido con el de un asiento de microbús en hora pico, ni el mismísimo Bad Bunny te salva de la soltería perpetua.
3. Que sepa comunicarse… más allá del “k haces” o el emoji de berenjena. Sí, resulta que las mujeres también quieren conversación, no solo acción. No puedes llegarle con un «¿qué onda, jalas o te pandeas?» y esperar que ella caiga rendida como en novela de Televisa. La clave está en ponerte al tiro, sin sonar a que lees frases motivacionales de Paulo Coelho. Si no sabes hablar, al menos aprende a escuchar. Pero no con cara de «ya vas a empezar».
4. Que tenga cama propia. ¿Tú sabías que el colchón dice mucho de un hombre? Pues sí. Si tu cama es una colchoneta aventada sobre tablas y cobijas de caricatura, lo más probable es que no llegues ni a primera base. Una morrita no quiere que a la hora del delicioso se escuche más aire saliendo que gemidos entrando. Inviértele: una base sólida, sabanas decentes y, ya si se puede, sin resortes salidos. Recuerda, una cosa es el perreo intenso y otra es rebotar como brincolín mal inflado.
5. Que sepa usar la lengua. Sí, dijimos que hablara bonito, pero también que sepa usar la boca con arte. Porque entre más de uno se le cae el encanto cuando su técnica en el beso parece succión de pulpo deshidratado. Y ni hablar del más allá del beso. Ahí, amigo, si no sabes dar gusto, al menos aprende a preguntar con humildad. No todos los caminos llevan a Roma, y menos si andas con mapa de telesecundaria. El hombre hecho y derecho no solo besa, sino que deleita como taco bien servido, porque todos sabemos que «Panchito» ya no te aguanta ni dos misisipis.
No te vamos a mentir: ser el macho alfa ya no es como antes. No basta con ser buena onda o tener moto. Ahora hay que ser trabajador, limpio, conversador, con cama decente, lengua versátil y, por supuesto, que tenga la actitud correcta, o sea, la de «No, mi compa, el premio es usted». Así que ya sabes, si quieres dejar de ser el forever alone de la cuadra y convertirte en el galán del barrio, échale ganitas. Y si todo falla, mínimo sé el orgullo de la única mujer que te aguanta tal como eres: tu santa madre.