Aunque, para ciertas personas que practican cierta forma de amar, ser enterrados vivos puede significar una «muerte pequeña», cada vez son más los místicos espiritualmente despiertos good vibes only que deciden ser enterrados vivos (unos cuantos minutos) para experimentar una especie de «renacimiento».
La idea es simple: la Pachamama se nutre de todo el sebo, mugre, sangre, pelos y el olor a pachuli de los jipiosos, y de paso también absorbe sus malas energías, equilibra tus chakras y se encarga de «renovarlos» espiritualmente. Y pensar que un doce de cervezas, un Paketaxo y una bocina de la Coppel también te reinician la vida… sin arriesgarte a que un gusano se te meta a la cola. Lo bueno que la espiritualidad se vive de muchas maneras.