Sextiembre nos pone muy cashondos a todos… no por nada es el mes pa’trío. Pero esto no justifica lo que hicieron en el paradisíaco municipio de Reforma, Chiapas, donde el ayuntamiento decidió que, después del Grito de Dolores, seguía el grito de placeres, y ambientaron esta solemne ceremonia con una bailarina exótica, la cual seguramente hubiera ruborizado a Miguel y Dalgo y, por supuesto, a Costilla.
Por si la escena no fuera lo suficientemente vulgar, esta curvilínea mujer malinterpretó eso de «chichis pa’ la bandera» y ondeó nuestro lábaro patrio mientras exhibía su cuerpo frente a las tres familias que habitan el pueblo. Aunque hay quienes consideran que el uso indebido de nuestros símbolos patrios amerita una visita al paredón de fusilamiento, otros vieron en esto un acto repleto de simbolismo: una mujer libre, dueña de sí misma, abrazando su cuerpo… una manera poética de celebrar nuestra independencia. Se sabe que no hay fiesta mexicana sin antojitos.







