Joe Biden, presidente del mejor país del mundo y miembro en activo del club del «ya no llegué», causó dimes y diretes en redes sociales (Equis, antes Twitter, ¿las otras qué?) luego de que se difundiera un video donde balbucea frases sin sentido, lo que provocó que su equipo diera por terminada su intervención.
Biden, quien se encuentra de visita en Hanói buscando acuerdos internacionales para explotar niños vietnamitas y darle un golpe comercial a China, se encontraba en pleno discurso cuando tuvo uno de sus habituales teleles, sólo que en esta ocasión no saludó a gente imaginaria, ni toqueteó una infancia que iba pasando; simplemente le dio un lapsus linguae prolongado y no pudo hilar las frases finales de su disertación.
Todo iba bien hasta que, antes de que le cortaran el audio, empezó a hablar de que tal conferencia, de que la estabilidad, de que la seguridad en el Tercer Mundo; luego pidió disculpas y habló del acceso al cambio para el hemisferio sur, de que no quiere confrontación, de que los pañales Depend son muy absorbentes y, finalmente, dio las gracias y se retiró lentamente.
En la sala de redacción de EAD creemos firmemente que el presidente Biden ya merece dedicarse nada más a mimir y a pelearse con su esfínter, en lugar de seguir haciendo el ridículo frente a los micrófonos, como ya sabemos quién, y antes de que algún reguetonero le pida una colaboración.
