Como si sus licras no fueran lo suficientemente vulgares y reveladoras, cientos de ciclistas concluyeron que a veces una manifestación pública no basta, y lo que se necesita es una manifestación púbica, y convocaron una protesta nudista contra las deportaciones masivas del ICE.
El mensaje era claro: los migrantes deberían ser eternos. Aunque muchos señalaron que algunos protestantes parecían solo haber estado esperando una excusa para desnudarse —sobre todo los ciclistas sin asiento—, la jornada ofreció momentos bastante emotivos… como cuando un joven lloró por todos los deportados que ya no están. Lo de sentarse en un testículo quizás también influyó en su estado sensible.
