La que para algunos fue la mejor inauguración de Juegos Olímpicos de todos los tiempos, para otros se trató de una muestra de lo que el progresismo le está haciendo a occidente y, en este caso, a una de las ciudades emblemáticas de este lado de la civilización. Pero, haiga sido como haiga sido, lo que sí es que los Juegos Olímpicos París 2024 ya se encuentran en marcha oficialmente con la ceremonia de inauguración que se llevó a cabo este viernes. El evento tuvo como invitados a la crema y nata del deporte, más uno que otro colado, y a figuras de la política, el espectáculo y el degenere, obviamente.
El primer personaje que encendió las redes sociales fue el rapero Snoop Dogg, quien fue portador de la llama olímpica, quizás porque la confundió con un enorme churro de marihuana, muy al estilo de Scary Movie. Ya luego hicieron acto de presencia otras personalidades, como Zidane y Rafa Nadal, entre los más sonados; además, para el espectáculo se presentaron artistas como Celine Dion, a quien se le olvidó que hace unas semanas ni podía moverse, y Lady Gaga, quien ofreció un show tipo cabaret.
Sin embargo, el momento más llamativo fue el montaje que presentó un grupo de drag queens, simulando el cuadro de «La última cena» de Leonardo da Vinci, lo que, de manera natural, molestó a mucho internauta de bien, católico, apostólico y romano. Esto sin contar que se armó un baile de drags en el que participaron niños, lo que también molestó a muchos fieles e infieles. Menos al comentarista deportivo David Faitelson, quien hizo a un lado el veneno que le sale por la boca para elogiar sobremanera todo el espectáculo de la inauguración, siendo uno de los más entusiastas en aplaudir esta ceremonia.
«Sin duda, la mejor inauguración de la historia. Y si no, que el jorobado me ponga otro madrazo. Mi momento favorito fue cuando la gorda salió al centro de la mesa, porque me recordó mis tiempos de gordo. Siento que fue un mensaje, así como de: “yo pude haber sido esa”», pudo o no haber comentado David Faitelson, mientras lloraba desde el palco de transmisión, luego de la ceremonia.
Por su parte, durante el desfile de las naciones, lamentablemente la delegación mexicana pasó desapercibida, luego de que un chorro de agua le robara sus tres minutos de fama, además de que fue de las delegaciones que menos figuraron en tiempo televisivo. Esto hace pensar que los franceses siguen ardidos por aquel glorioso 5 de mayo o que ya esperan a que, tarde o temprano, algún paisano haga alguna marranada, como orinarse en el pebetero o en algún monumento. Lo que ocurra primero.
