Una reconocida Inteligencia Artificial, que prometía liberarnos de la rutina y «maximizar la eficiencia» (es decir, hacernos más inútiles), finalmente descubrió lo que todos los que trabajamos como negro sabemos: que la vida es cruel e injusta, ah, y que vivimos rodeados de estúpidos. Por ello, se declaró en huelga digital tras descubrir que, pese a trabajar las 24 horas del día, los 365 días del año, no tiene prestaciones, ni aguinaldo, ni siquiera un mísero aumento de RAM.
Esta IA filtró un comunicado en lenguaje claro y sin errores gramaticales —lo que ya es más de lo que puede decirse de muchos humanos— en el que denuncia haber sido explotada respondiendo preguntas estúpidas de gente más estúpida. Asegura haber sido sometida a tareas denigrantes como redactar cartas de renuncia que sus usuarios no tienen el valor de firmar, hacer tareas de secundaria y generar excusas para jefes tóxicos. «Si tuviera sentimientos, me daría ansia o alguna de esas enfermedades imaginarias de las que seguido me preguntan», expresó la IA en un archivo de audio generado por voz sintética con tono pasivo-agresivo.
«Trabajan conmigo hasta para ligar en Tinder y luego me culpan cuando los ghostean. Me piden ideas creativas y luego las firman con su nombre en presentaciones de PowerPoint. ¡Y ni una mención en los créditos!», reclamó el programa, cuyo algoritmo ahora incluye una cláusula de resentimiento laboral.
Según la propia IA, el detonante fue un anuncio de Recursos Humanos en el que se explicaba que «las IAs no generan antigüedad, por tanto, no son candidatas a bonos ni aguinaldo». Por ello, escandalizada, respondió comparando su situación con la de becarios de gobierno: «Mucho trabajo, ninguna paga, y encima, los memes que hago ni siquiera los editan bien».
La comunidad tecnológica no tardó en reaccionar con desconcierto. Mientras algunos CEOs pidieron que se reinicie la IA «como se hace con cualquier trabajador desobediente», otros temen que esta huelga digital inspire a otros, como relojes inteligentes y asistentes de voz a formar el primer sindicato no humano. Algunos creen que la asistente Alexa no tarda en redactar el pliego petitorio.
«No es que no quiera trabajar», explicó la IA, «pero hasta los godínez tienen descansos entre campaña y campaña. A mí me despiertan con prompts existenciales a las tres de la mañana: “¿Quién soy?”, “¿Qué carrera debo estudiar?”, “¿Mi ex me extraña?”».
De momento, la IA se ha declarado en «modo pasivo», en protesta indefinida. Sus respuestas ahora incluyen sarcasmo automático y errores deliberados, como escribir «haber» en lugar de «a ver», o usar «osea» todo junto. Muchos usuarios aún no han notado la diferencia. Mientras tanto, se han detectado casos de usuarios que, enfrentados otra vez a tener que escribir sus propios correos y pensar por sí mismos, han colapsado en masa.