La excantante y actual bailarina de coreografías mal coordinadas en Instagram, Britney Spears, está en el proceso de divorcio de su aún esposo Sam Asghari, según indican los chismes de la supercarretera de la información, que nunca se equivocan.
Hace apenas un par de años, la alguna vez reina del pop logró, a punta de tuitazos de sus fans, liberarse de la tutela de su padre malvado, quien insistía en darle medicamentos para enfermedades mentales que evidentemente Britney no padece.
Ahora, la excantante se está liberando de otro mal hombre que seguramente quiere limitarla en sus actividades favoritas, como escribir textos literarios que tienen mucho sentido y subirlos a Instagram junto con fotografías en las que aparece casi desnuda.
«Cuando me casé con ella todo era un sueño», declaró el cínico marido, «ahora es una pesadilla, ¿cómo se la devuelvo a su papá?».
El papá de Britney no ha declarado nada al respecto, pero fuentes cercanas a don Spears indican que todo 2023, 2024 y 2025 no va a estar aceptando devoluciones.
