Rubén Albarrán, amado por estudiantes de Filosofía y Hierbas y odiado por muchas otras personas —especialmente por su estilista—, protagonizó una peculiar escena mientras se encontraba abrazando árboles, inhalando polen y alimentándose de luz solar en el centro histórico de la CDMX.
Su comportamiento errático, la manera en la que discutía con aves que confundían su pelo con un nido y su olor a pacuso que se combinaba con el olor a obo de la Alameda Central, ya había incomodado a algunos transeúntes, pero el colmo fue cuando le aventó el elote al piso a una chica mientras gritaba “AYUNO MASIVO POR PALESTINA”. Agentes de la policía capitalina atendieron un llamado pensando que lidiarían con un indigente causando disturbios, pero, al llegar, una voz de porro de la UNAM aclaró la situación: “¿Cuál indigente? Soy el vocalista de Café Tacuba…”, dijo antes de llamar “ingrata” a una elemento. Cuando se le preguntó la razón de su hostilidad solo respondió “porque te odio”… León Larregui fumó para que Rubén Albarrán pudiera volar.
