Doña Chayito Estelar, famosa vidente y autoridad suprema en temas de vibras y energías místicas, ha lanzado una advertencia que tiene a las familias mexicanas en vilo: comer o compartir recalentado más allá del 26 de diciembre podría condenarte a un Año Nuevo lleno de desgracias, deudas y relaciones fallidas. «El recalentado es como un chisme mal contado: entre más tiempo pase, más tóxico se vuelve», declaró con su característico tono de seguridad espiritual mientras encendía una veladora de siete colores y diez inciensos para espantar los olores de su vecino.
Según la sabia mística, las energías navideñas tienen una vigencia muy específica, casi como un yogurt barato olvidado en el refrigerador. «El 24 y 25 son días de alta frecuencia vibracional; la familia se reúne, las copas se alzan y los suegros fingen que te quieren. Pero después del 26, ese mismo bacalao que ayer representaba amor y unión se convierte en un catalizador de malas vibras», explicó mientras agitaba unas hierbas sobre un plato de romeritos que, aseguró, es de los platillos recalentados más peligrosos.
Doña Chayito argumenta que los alimentos navideños, al ser recalentados una y otra vez, absorben las energías más densas de los comensales, irradiando toda su toxicidad. «Piensa en el tío que siempre está de mal humor y en la prima lesbiana que no deja de criticar al patriarcado. Todo eso se queda impregnado en el bacalao y la ensalada de manzana, y cuando los metes al microondas, esas malas vibras se calientan, se expanden y luego te las tragas», señaló, ajustando su turbante con aire solemne.
De acuerdo con la vidente, entre los posibles efectos negativos de ignorar esta advertencia están: indigestión emocional, causada por romeritos recalentados cargados con la envidia de la cuñada a la que no le gustó lo que le dieron en el intercambio, relaciones tóxicas y accidentes extraños, por ejemplo: cucharones que desaparecen misteriosamente hasta chanclas que, inexplicablemente, se convierten en armas peligrosas en las manos equivocadas.
Doña Chayito asegura que tuvo una visión escalofriante de lo que ocurre cuando no se respetan las reglas del recalentado. «Vi una familia peleándose por los terrenos mientras el tío lloraba porque el bacalao lo dejó sin gas. Luego, la señora de la casa perdió las tarjetas del Coppel y los tamales de febrero salieron crudos. Es una cadena de desgracias», relató mientras ponía sal en las esquinas de su consultorio para protegerse de los haters.
Como solución, doña Chayito propone un ritual de purificación para quienes no puedan resistirse a las sobras. «El 27, agarren el recalentado, entiérrenlo en el patio y planten un arbolito encima. Luego limpien su aura con un huevo y pongan unas tostadas con atún en la mesa. Es la única manera de entrar al Año Nuevo sin que las malas vibras los sigan», aconsejó, asegurando que todo está científicamente comprobado y que ella misma ya adoptó esta práctica con resultados increíblemente positivos.