Mara Robles, una diputada trapoverde de Jalisco y quien podría ser la verdadera madre de Luna Loovegood, propuso lo que ya sabíamos que, eventualmente, iba a proponerse el día que los estúpidos se empoderaran.
Mara, en un momento de introspección, tuvo una idea: la idea de que las mujeres casadas que no trabajan, deberían cobrar por ser esposas; ya que hacer la propia cama, cocinar para ellas mismas y lavar su propia ropa y la de sus hijos es mucho jale y nadie se los remunera.
¿Quién va a pagarlo?, ¿el Estado?, no parece buena idea que los contribuyentes empiecen a destinar recursos a alguien cuyo empleo es lavar sus propios trastes; ¿el esposo?, ¿no es ya lo suficientemente caro ser marido de una baquetona?
Lo cierto es que Mara no dio mucha claridad a la hora de poner en la mesa los detalles finos de su propuesta: en el en vivo que se hizo desde casa Jalisco al que asistimos sólo siete espectadores y que le cuesta al Estado unos milecitos de pesos por emisión, lo más que ofreció fue una alegata graciosa que más bien parecía su reunión de tupperware con sus compañeras maestras de la Universidad de Guadalajara; parafraseamos: «¿A poco no nos merecemos que nos paguen por planchar?, ¿a poco no nos toca un sueldo por barrer la casa».
La buena Mara, de algún modo, le dio toda la vuelta al círculo y logró que su nombre fuera relevante por proponer, comas más, comas menos, que tu matrimonio se convierta en una relación laboral y seas, por fin, la empleada doméstica de tu esposo.
Employee of the Month … pic.twitter.com/Cip7MqhaSo
— Be A Man (@bostonbeaman) September 27, 2023
