Siempre se ha dicho que el tratamiento de Ozempic te cuesta un ojo de la cara, pero autoridades sanitarias europeas han descubierto que cuesta los dos: encontraron una fuerte relación entre este medicamento que tiene a Ibai Llanos en los huesos y la ceguera súbita.
Aunque esto no impedirá que la comunidad de los huesos anchos y tripa gruesa se siga tratando su problemita «de la tiroides» a base de jeringazos, las regulaciones farmacéuticas obligan a que ahora se incluya en la lista de efectos secundarios. Quién diría que precio de verte mejor era ya no poder verte.
