A días de su reapertura, la cantina La Polar vuelve a hacerlo: ahora sus empleados asfixiaron hasta la pérdida del conocimiento (no antojen) al escolta de uno de sus clientes y le robaron sus pertenencias, incluyendo el arma que portaba.
El desmayado declaró que mientras esperaba a que el patrón se tomara unas cubitas, alguien lo abordó por detrás (no antojen) y le aplicó un mataleón que lo dejó ido; al despertar no traía ni cartera, ni pistola, ni ganas de volver al trabajo.
Cuando los afectados solicitaron los videos de seguridad, los empleados de La Polar, que ya clasifican como grupo delictivo, dijeron que ni vieron nada, ni escucharon nada y que no les anduvieran preguntando esas cosas porque andan muy ocupados trabajando de manera honesta y sin cometer delitos.
La cantina todavía no cumplía ni un mes abierta, luego de que fuera clausurada porque, ahí dentro, mataron a un cristiano por no dejar propina.