Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo ve en línea a las 3 de la madrugada, subiendo historias con su nuevo galán. Y aunque tú te juraste que jamás volverías a caer, que tu dignidad era firme, que tu amor propio era más fuerte que tus hormonas… ahí estás otra vez, con el celular temblando y el dedo sudado a punto de enunciar la fatídica frase: «Enviar a todas».
Sí, «enviar a todas» es la versión digital de gritar en la peda: «¡Todavía la amo, Susana!», mientras lloras con Los Bukis de fondo y tu compa te graba para TikTok.
Por eso, para ti que andas más necesitado que influencer sin seguidores o screenshotera sin víctimas, nuestro equipo de expertos en el arte de enviar mensajitos picantes en la madrugada y stalkear a sus ex hasta en el Facebook, te dejamos las 5 situaciones donde el mensaje cachondo a la ex se vale.
1. Cuando estás solo, crudo y viendo películas de pareja en Netflix. Estás en cama, envuelto en la cobija de tigre, con olor a sudor de tres días y la botella de Tonayán vacía como tu alma. Pones una comedia romántica solo para reír, y terminas chillando porque el protagonista sí se quedó con la morra.
En ese estado de debilidad, mandarle un «¿Te acuerdas de cuando lo hacíamos en el coche de tu papá?», puede parecer romántico. Espóiler: no lo es, pero al menos saca plática. Si ya vas a arrastrarte, que sea con estilo. No pongas «hola» a secas. Usa emojis, nostalgia y ve directo al grano. Total, el «no» ya lo tienes.
2. Después de 3 chelas, 2 amigos mal aconsejándote y 1 playlist de José José. Esa fórmula es más peligrosa que mezclar Viagra con Red Bull. Cuando estás en el punto exacto de embriaguez emocional, sientes que el mundo te entiende y tu ex también. Ahí es cuando mandas el mensaje épico:«Sé que no terminamos bien, pero neta, extraño tus gemidos… digo, tus abrazos»
3. Cuando te empieza a seguir una amiga de tu ex y te da like en 4 fotos seguidas. Aquí es cuando el destino te guiña el ojo, el algoritmo hace de celestina, y tú te emocionas más que en quincena. Pero cuidado, porque eso puede ser una trampa mortal de atención.
Si en ese momento le mandas un «¿Te acuerdas de lo rico que sudábamos juntos?», puede que te conteste… o puede que sea solo para reenviárselo a su grupo de WhatsApp con la frase: «Miren a este muerto de hambre otra vez».
4. Cuando te sale su recuerdo en Facebook y todavía guardas esa foto donde se ve bien buena. Diciendo que ya la olvidaste, pero guardando su pack bajo el nombre de «Tesis Final» en tu Drive. El algoritmo te pone la foto de su cumpleaños del 2019 y tú, débil, le sueltas: «Nunca he vuelto a probar nada como lo tuyo…».
5. Cuando el frío te cala, el alma te tiembla y tu colchón está más solo que concierto de Gala Montes. Hay noches donde ni el triple cobertor salva. Te metes al Instagram, ves a tu ex con su nueva pareja y piensas: «a lo mejor me contesta si le mando un fueguito». No, amigo, no te va a contestar. Pero ya estás tan cerca del hoyo emocional, que mandas eso y más.
En resumen, sí, hay momentos en que mandar el mensaje cachondo parece buena idea. Pero recuerda: una vez enviado, ya no hay vuelta atrás. Si no contesta, aguanta vara. Total, nadie ha muerto por un «Ya supérame» (bueno, solo los débiles). Ya, si te dice que sí, báñate, perfúmate, lánzate y ponle como si no existiera mañana.