En un mundo tan paranoico, irte de vago y salir invicto es un arte que pocos dominan, una danza peligrosa en la cuerda floja entre la libertad y el divorcio. No es por fomentar tus travesuras, pero si ya andas en esas, al menos que no te agarren con las manos en la masa… o con brillantina en los calzones. Porque seamos honestos, nada delata más rápido una escapada nocturna que llegar a casa con el brillo sospechoso que te dejó la Britany o tu compadre, si se puso cariñoso con la tercera cerveza.
Por eso, y gracias al comprometido equipo de expertos en la vagancia y científicos de negarlo todo, aunque te cachen con el deste de fuera, de EAD, aquí te dejamos cinco consejos infalibles para que salgas a la jungla y regreses como todo un santo… aunque tu conciencia esté más sucia que tu historial de Google.
- Usa el outfit adecuado. Primera regla de oro: nada de ropa clara. La brillantina, esa arma letal de las discotecas y los antros, es como el primo que nunca se va de la fiesta: se queda pegada y te delata. Opta por pantalones oscuros, camisas que no griten «estuve en la peda del año» y, sobre todo, evita cualquier cosa que parezca salida de un desfile de carnaval.
- Aprende el arte del maquillaje… para hombres. Si algo puede salvarte el pellejo, es un buen kit de limpieza exprés. Papel húmedo, alcohol en gel y un poco de talco para que no huela a sudor el cuello. Además, hazte amigo de las toallitas desmaquillantes. ¿Por qué? Porque cuando te pinten el cachete con lipstick, será tu arma secreta para borrar evidencias más rápido que un político antes de una auditoría. Y si ya traes brillantina incrustada en el bigote, siempre puedes decir que te topaste a la salida del jale con Rosita, de contabilidad, esa señora de 60 años que «abraza con demasiada intensidad» y que por alguna razón usa brillantina.
- Apaga ese maldito GPS. Aquí va el consejo serio: no le des a tu munier ubicaciones falsas. Si dices que estabas en casa de tu compa el Chuy, pero el GPS de tu celular muestra que anduviste por los rumbos del «Ballenas», ya valiste. ¿Nuestra recomendación? Siempre ten una excusa genérica lista: «Amor, estaba en un lugar sin señal». Eso sí, no abuses de esta estrategia porque tarde o temprano va a oler raro que siempre te vas a «lugares remotos» cuando dices que estás con los compas.
- Guarda el celular como tus tazos dorados. El celular es la caja de Pandora de todos tus secretos. Nunca lo dejes desbloqueado ni cerca de tu pareja después de una noche de escapada. Porque una cosa es que te regrese con cara de sospecha y otra que encuentre mensajes como «¿Ya llegaste, bebé?», de alguien que no es ella. Pon contraseñas largas, activa el modo avión y, si puedes, borra todo lo que te incrimine antes de llegar a casa. Eso sí, no borres tanto que parezca que escondes algo, porque ahí sí tu munier no te la va a perdonar.
- Siempre lleva un souvenir convincente. Regla de oro para el vago profesional: regresa con algo que valide tu coartada. Si dices que estabas jugando dominó con los compas, lleva una ficha. ¿Que estabas en el fútbol? Trae una camiseta sudada, pero que sea tuya, si no, qué perro asco. El chiste es que haya una evidencia tangible que tu munier pueda inspeccionar mientras tú actúas como si nunca hubieras salido de casa. Eso sí, evita llevar pruebas que puedan confundirse con algo incriminatorio. No querrás que tu coartada sea «estuve en misa» y que regreses con el confeti de la fiesta encima.
Así que ahí lo tienes, compadre: cinco consejos para que sigas con tus escapadas y sobrevivas para contarlo. Eso sí, recuerda que en el juego del amor, el karma siempre anda acechando. Porque una cosa es que te salgas con la tuya, y otra que tu munier sea más lista que tú y ya tenga tus tiliches en la cochera.