«Eso sí me interesa»: ¿Listo para mojar la brocha, pero no sabes cómo? Te traemos los 5 mejores tips para llegar a tercera base con la morrita que te gusta

Aunque te hagas el que no, todos hemos estado ahí: viendo a la morrita de nuestros sueños —casi siempre la inalcanzable de la oficina o la güerita de la cuadra— y pensando «de aquí soy». Pero una cosa es pensarlo y otra muy distinta es lograrlo sin que te dé un batazo que te deje viendo estrellitas antes de tiempo.

Así que, para que no te andes quedando con el bate en la mano haciendo puro strike, nuestro equipo de viejos gachos y cochinos nos traen los mejores 5 tips, avalados por la ciencia… del amor para que esa morrita que te trae de un ala no se vaya con el plumaje intacto.

1. Juega como caballero, pero piensa como pícaro. La clave para llegar a tercera base no es correr como loco, sino saber cuándo dar el paso. Como en el béisbol: si te avientas a robar base antes de tiempo, el ampáyer te va a cantar out y te vas a quedar rascándote el casco o pellizcando el Instagram de la interfecta. Coquetea, hazla reír, pero sin caer en la desesperación del que siente que se le va el camión.

2. Domina el arte de la «casualidad planeada». Si crees que todo es cuestión de suerte, estás frito. La segunda base se conquista con estrategia: coincidencias que no son coincidencias. «Ah, mira, también te gusta esta canción», «Uy, justo paso por tu casa» o «Mira, el sillón es tan chiquito que vamos a tener que sentarnos pegaditos y de cucharita»… Puro movimiento sutil, pero con dirección. Como dice tu tío: «En el juego y en la cama, la táctica es la que manda».

3. No seas ansioso, que la prisa mata… la erección. Meterle turbo a la cosa puede espantarla más rápido que los mensajes de tu ex a las 3 a.m. Disfruta el calentamiento: una plática sabrosa, miraditas que dicen más que un poema, y roces accidentales que no parezcan de acosador del metro. Que ella sienta que tú también disfrutas el juego previo, no que estás en modo cazagol.

4. Haz que ella también quiera correr las bases. No se trata de que tú la lleves a empujones, sino de que ella diga: «¿Y si le damos?». Para eso, cuida el ambiente: música que relaje, luz que favorezca y una atmósfera bien armada hace que la morrita quiera batear por gusto, como Dios manda, no por lástima.

5. Si no se puede, retírate con dignidad… y un plan B. Porque no siempre se llega a base. A veces la bola se va de foul, otras te ponchan y ya. No te agüites: retírate con una sonrisa, como el campeón que sabe que mañana hay otro partido. Y si de plano quedas con la calentura a todo lo que da, ahí es donde entra el plan B… que no necesita presentación y que nunca te deja en visto.

Llegar a tercera base es un arte que combina paciencia, timing y un poquito de malicia bien aplicada. No te apendejes: si la morrita dice que no, ni mocho, ya habrá más, aunque a veces toque pasar un rato en la banca, nada más puliendo el bate.

Acerca de Fede

Fede

Escritura creativa, lingüista y estudioso de escrituras experimentales.