Durante una entrevista en la que el entrevistador claramente era gordofóbico porque estaba en contra de las gordas de chicharrón, Agustín Carstens tuvo que dejar de responder las preguntas e irse antes de que terminara.
Luego de que le preguntaran con cuántas gordas llena, el exgobernador del Banco de México respondió molesto: «Está muy violenta la entrevista».
Acto seguido, intentó tres veces sin éxito levantarse del sillón mientras resoplaba por el esfuerzo, hasta que se acercaron seis miembros de su equipo de trabajo para ayudarle a ponerse de pie.
«Lo ven a uno panzón y cree que va a soportar cualquier cosa», espetó con furia Agustín antes de salir de la sala de entrevistas.