Algunos dicen que la ropa deportiva femenina está cada vez más sexualizada. Y con justa razón: cuando se trata de comprar leggins para el gym, parece que no importa la marca, sino lo que marca… y normalmente es la pata de camello.
Pero esto no tiene como objetivo hacer que hombres tengan que tapar su casa de campaña con un disco de 45 libras, ni mejorar la calidad de los arrimones del coach mañoso. Un reciente estudio de la Universidad de Guayaquil ha revelado que los tops escotados y los mallones deshonestos, esos que se meten en la cola, hacen que las chicas fit abracen su feminidad y sientan una confianza que les brinda un incremento de hasta el 80% en su rendimiento en el gimnasio, además de favorecer considerablemente su ganancia muscular. Eso explicaría por qué estas prendas hacen que pasen de tener un musculito… a lucir un musculazo.
No cabe duda: la ropa de gym debería ser eterna.
