En un intrépido y apestoso estudio que marcará un antes y un después en la historia de la charlatanería moderna, un grupo de científicos con mucha vocación por encontrar la verdad, ha confirmado que la anomancia, la supuesta capacidad de leer el destino en los pliegues anales de las personas, es un completo fraude. El equipo de expertos, conformado por investigadores multidisciplinarios, incluidos – por alguna extraña razón – un filósofo y un comunicólogo, pasó los últimos dos años examinando minuciosamente el esfínter de más de mil incautos e incautas que se prestaron a la causa en nombre de la ciencia. La conclusión fue unánime: ningún pliegue anal pudo predecir divorcios, la llegada de un nuevo amor o ni siquiera una diarrea inminente.
El Dr. Anacleto Pelayo, líder del estudio y hombre que ya no puede mirar ningún orificio sin sentir la necesidad de examinarlo, declaró en conferencia de prensa: «Fue un trabajo arduo, pero alguien tenía que hacerlo. Nos prometieron que hallaríamos patrones, que el ano era el espejo del alma… pero lo único que encontramos fue una infinidad de traumas que ahora requerirán muchas horas de terapia y una mejor higiene anal».
La anomancia, que ganó popularidad entre influencers espirituales y vendedores de velas con nombres impronunciables, aseguraba que el ano humano es una especie de «huella astral» única, capaz de revelar secretos ocultos sobre el futuro. Sin embargo, los resultados del estudio indican que el único mensaje claro en cada lectura era un llamado urgente a mejorar el lavado de cola.
Por su parte, uno de los autoproclamados maestros anománticos, conocido como «El chamán del chiquito», defendió la práctica y aseguró que «la ciencia no está lista para aceptar la sabiduría oculta del anillo de carne», pero su credibilidad quedó en entredicho cuando se descubrió que cobraba extra por sesiones con luz tenue, música de Enya y mucho lubricante.
Por ahora, el Dr. Anacleto ha anunciado su retiro del mundo académico y su ingreso a un monasterio budista, donde espera nunca más volver a ver algo que se asemeje a un pliegue humano. Mientras tanto, miles de personas que alguna vez confiaron en las predicciones de su ano han sido instadas a buscar respuestas en métodos más tradicionales, como el horóscopo o aceptar que simplemente la vida ya no tiene remedio y que todo está perdido.
