En septiembre de 2022, quince jugadoras de la selección femenil española enviaron correos electrónicos a la federación de su país para decir que o les quitaban al técnico o no las volvieran a convocar porque les exigía mucho y ellas, al solo ser unas deportistas profesionales, se estresaban y les daba la enfermedad imaginaria que sigue estando de moda: la ansiedad.
La Real Federación Española de Futbol hizo lo que cualquier organización seria hubiera hecho en su lugar y les pidió a las jugadoras que hicieran una fila para que en orden se fueran «a chiflar a su máuser, perdón por la expresión», declaró el presidente de la federación, Luis Rubiales.
Este fin de semana, ese mismo técnico, Jorge Vilda, dirigió a la selección femenil española en la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA, partido que le ganó a Inglaterra por 1-0.
Varias de las exjugadoras que renunciaron hace un año, se manifestaron en Equis (antes tuiter) punto com y reclamaron que no las hayan invitado a la pachanga pospartido, en la que estuvieron incluso la reina Letizia y la infanta Sofía.
«GPI», decía una de las publicaciones, «yo renuncié a jugar, no a celebrar».
Las actuales jugadoras de la selección española aún no han declarado si ganar la Copa Mundial ha tenido efectos negativos en su «salud mental», pero se espera que en los próximos días alguna de ellas salga con su domingo 7.