En lo que podría describirse como un golpe maestro de la evolución y el declive del sentido común en las universidades, Max, un perro criollo con un intelecto descomunal, ha hecho historia al graduarse con honores en la Universidad de Barkington. La hazaña no solo marca un antes y un después en el campo de la psicología, sino que también ha generado una ola de inseguridad entre estudiantes humanos que aún luchan por terminar la tesis y saber qué hacer con sus vidas, aparte de ir llevando solicitudes a las sucursales de McDonalds más cercanas a sus casas.
Tras ser rescatado de un refugio en el que lo conocían por reconocer el estado de humor de las personas y de los otros perros tan solo con olerles la cola, Max inició a asistir a la universidad en busca de comida y más colas que oler, lo que le permitió entrar a las aulas y empaparse de todo el conocimiento de los profesores y demostrar que, a pesar de ser un perro, podría convertirse en un gran psicólogo. Según quienes lo trataron, siempre mostró un interés especial por escuchar los problemas de otros, especialmente de los humanos, mientras se lamía las bolas.
«Lo consideramos parte de nuestra comunidad, es un líder nato. Cuando llegó y empecé a platicarle mis problemas, supe que me estaba ayudando a superar mi depresión y mi delirio por hablar con objetos y animales», confesó Karen, su primera paciente no oficial.
Ante la ola de testimonios sobre cómo Max ayudaba a los estudiantes del campus y debido a que las universidades cada vez están más ansiosas por hacer estupideces, las autoridades decidieron inscribir al canino como un estudiante más, hacerle un espacio en las aulas y registrarle una calificación. Mientras tanto, Max se dedicó a preñar a cuanta perra encontraba a su paso, robarle el desayuno a sus «compañeros» y hacer sus necesidades en donde le diera la gana.
«Max tiene una capacidad única para hacerte sentir escuchado sin decir una palabra. Sin duda, será un gran psicólogo y es un honor haberlo tenido en nuestra universidad como un alumno destacado», comentó el decano del campus, mientras se acomodaba la tanga femenina que, al parecer, usa regularmente.
Por su parte, trascendió que Max planea abrir su propio consultorio «Cola Feliz Terapias Integrales», en donde aprovechará para emplear sus conocimientos a cambio de croquetas, huesos y premios. Según se supo, la terapia se basará en un enfoque multidisciplinario que incluirá sesiones de oler colas, lanzamiento de juguetes y lamida de bolas.
