Por: becario EAD
Hasta hace apenas unos días, se creía que el síndrome de Down era una afección incurable y de tipo crónico. Aunque en los 90 se esparció el rumor de que este padecimiento se curaba con cocaína, eso solo resultó en niños con síndrome de Down hiperactivos, y fue rápidamente desmentido.
Un caso reportado en México ha puesto en duda todo lo que los científicos y la comunidad médica creían sobre este padecimiento. Se trata de Daniel Martínez Martínez, un joven de doce años que nació con síndrome de Down y el pasado jueves salió a jugar a su patio sin saber que su vida y hasta su rostro estaban a punto de cambiar para siempre.
Daniel, o “Downiel”, como lo llaman sus compañeros de la escuela, se encontraba jugando afuera de su casa, hablando con los animales (capacidad que tienen algunas personas con esa condición), corriendo por el pasto y abrazando árboles, afición que compartía con algunos hippies.
La comida ya estaba servida y sus padres lo esperaban en la mesa para comer, pero se dieron cuenta de que el tiempo de juego de Daniel se había extendido más de lo normal. Su madre, preocupada por su retraso, salió para averiguar qué era lo que estaba pasando y lo encontró en el suelo bastante confundido, como si acabara de cobrar conciencia.
El joven había sufrido un fuerte golpe en la cabeza al estrellarse con un árbol, lo que vino acompañado de cambios inusuales en su persona: ya podía ver a color, articulaba mejor, empezó a mostrar cierta apatía y hostilidad, a diferencia de antes, que su madre dice que era puro amor, además de manifestar cambios físicos bastante notorios.
«Estamos muy extrañados… todavía tiene un poco la cara de síndrome de Down, pero ya no tanto. Más bien ahora se parece al Raúl Jiménez», declaró la madre en exclusiva para EAD.
Se cree que el impacto que recibió el joven de alguna manera hizo que se desprendiera el cromosoma extra con el que contaba, justo como cuando te mueves bruscamente y se te cae un AirPod de la oreja. Conforme pasan los días, los padres han estado reportando cómo se encuentra su hijo y al día de hoy aseguran que ya no hay indicios de que alguna vez tuvo síndrome de Down.
Médicos de todas partes del mundo están estudiando este caso y buscan una explicación razonable. El niño está siendo sometido a diferentes estudios y se ha iniciado una búsqueda exhaustiva por el cromosoma perdido que supuestamente se le cayó por el golpe, aunque por lo pronto es solamente una teoría.