Joven se quema las retinas tras usar unos lentes de Temu para ver el eclipse

Por: becario EAD

Como cada tres o cuatro meses, los habitantes del planeta Tierra fueron testigos de un fenómeno astronómico que no se repetirá dentro de 327 años. La Luna se interpuso entre el Sol y la Tierra y, como cuando te paras muy rápido después de hacerte tocamientos en ayunas, nos regaló unos cuantos minutos de oscuridad repentina.

Como humanos, es normal que tengamos el impulso de ver lo que no deberíamos de ver, como cuando te metes a stalkear a tu ex con esa cuenta falsa que te hiciste de una pastelería, o cuando te ponías a ver el Golden Edge a medianoche hasta que tus papás decidieron poner control parental. Es por esto que, aun sabiendo que voltear a ver el eclipse nos puede dejar ciegos —y casos como el de Alexis “El Ojitos de Huevo”, que vio el eclipse del 2004 a través de una botella de Coca-Cola, nos deberían de servir de lección—, la gente sigue buscando la manera de voltear a ver este fenómeno.

Tal fue el caso de Casimiro, un joven mexicano que, ignorando los comentarios de la gente que le advertía que la calidad de estos productos era un tanto dudosa, decidió agregar a su carrito de Temu unos lentes solares para eclipse por los que, junto con un vehículo razer 4×4, un dron, una silla gamer, un caleidoscopio y uno de esos robots aspiradora, solo terminó pagando MXN 327.

El gran día llegó. Después de dos largos meses de espera, el joven recibió sus productos y sus lentes de eclipse llegaron justo a tiempo para el gran evento. Casimiro era la sensación de su preparatoria. Al lado de sus compañeros, quienes usaban radiografías, botellas de caguama y demás artefactos improvisados para ver al sol desaparecer, él se veía sofisticado y novedoso con sus anteojos especiales.

Después de unos cuantos minutos observando el fenómeno, el ahora invidente sintió como si sus ojos estuvieran ardiendo y de pronto su campo de visión oscureció al punto de ya no ver nada:

«¿El eclipse está muy cabrón o ya valí verga?», les preguntó a sus compañeros pensando que quizás la luz se había apagado para todos.

El joven fue llevado a revisión con la enfermera de la escuela y todo parece indicar que los lentes que utilizó no estaban avalados por la COFEPRIS ni tenían la certificación ISO 12312-2 para apreciar eclipses solares.

La exposición a la radiación solar hizo que sus retinas se quemaran por completo, provocando un daño irreversible y una ceguera permanente. «Puta madre, ya nunca podré estrenar mi razer nuevo», compartió Casimiro a través de la plataforma X.

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