En un día en el que todos se pusieron muy cursis, manifestando la misma inocencia que con el Licenciado hace seis años, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo tomó posesión como presidente de nuestro México de oro. En su primer discurso, ahora sí como la mera, mera, ya demostró que los próximos seis años serán más de lo mismo, pero menos pantalones y más faldas. Algo que, por una extraña razón, tiene muy emocionados a todos los tibios que anduvieron deseándole que le vaya bien, como si el que le hubiera ido bien al Licenciado implicara que le fue bien al país.
La nueva presidente, aunque no le guste hablar correctamente, recibió la banda presidencial de la mano de Ifigenia Martínez, quien apenas le alcanza para levantarse y respirar, pero hizo la lucha y logró colocarle la insignia, tal como la Doctora lo pidió. Durante la ceremonia, asistieron mandatarios de mucho país bananero y representantes de otros países que han dejado de tomar en serio a una de las veinte economías más importantes del mundo. Aunque no por mucho, al parecer. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue el besote que le plantó en la mano al senador del Partido Verde, Manuel Velasco, que quién sabe qué habrá tocado y chupado antes de acercarse a felicitar a la Doctora.
Tras rendir protesta, la Doctora mantuvo un encuentro en Palacio Nacional con todos los presidentes que asistieron al evento, lo que no se supo es si le ofreció los tamales de chipilín que le quedaron al Licenciado o ya modernizó la cocina, ahora que será la nueva inquilina de la sede del Poder Ejecutivo. Acto seguido, doña Claudia convocó a sus seguidores a reunirse, como tanto les gusta, para repartirles sus primeras tortas, ahora como presidenta, y dedicarles unas palabras en el Zócalo. Evento que ya no contará con la presencia del Licenciado, porque ni modo de no ser el alma de la fiesta, en el mero lugar que ha llenado tantas veces.
«Pues, ahora sí se me hizo y la queso… Aunque les arda a los conservadores, ahora ya tienen P-R-E-S-I-D-E-N-T-A, aunque les cueste más llamarme así. Antes que nada quiero agradecer a mi sensei, el Licenciado López Obrador, por haberme enseñado todo lo que sé, que sepa que no lo defraudaré. Si ya me decían «La Calca», pues ahora les voy a dar razones para que vean que usted y yo somos uno mismo», pudo o no haber dicho la Doctora previo a su toma de posesión, porque, según dicen, estaba toda nerviosa.
Para su segundo día, la presidente de nuestra nación tiene planeada una visita a Acapulco, con el fin de ver cómo va todo y hacer como que hace, aunque sin el Fonden y con las finanzas que le dejó el Licenciado no podrá hacer mucho. Pero, bueno, algo es algo.