Ya han llegado a la Villa Olímpica los primeros deportistas que competirán en los Juegos Olímpicos de París 2024. Atletas de todo el mundo han compartido varias imágenes del recinto que los albergará junto a sus competidores, pero sin duda las que más han llamado la atención son las llamadas “camas antisexo”, las cuales fueron diseñadas para Tokio 2021 con el fin de que los participantes del evento evitaran el contacto sexual entre ellos.
En un principio, esta medida fue tomada para evitar contagios de covid cuando todavía pensábamos que el virus era real, pero como el Comité Olímpico Internacional ya está pensando hacer del sexo un deporte de resistencia, consideraron que los atletas podían comprometer su rendimiento al realizar esta actividad, exponiéndose a fracturas, esguinces, desgarros musculares o anales, fatiga o, peor aún, un enamoramiento.
Para impedir que los clavadistas se anden clavando a deshoras, los de esgrima se anden picando fuera de combate, o que los de Taekwondo anden echando pata antes de empezar con las patadas, las primeras camas antisexo estaban hechas principalmente de cartón, lo que, además de hacerlas bastante incómodas, las terminaba haciendo demasiado frágiles y no aptas ni para soportar un misionero quedito de dos minutos con las luces apagadas.
Para volver todavía más difícil la actividad sexual en esas camas, el comité organizador de París decidió agregarles otros detalles que las harían todavía más anticonceptivas, como manchones amarillos de dudosa procedencia en el colchón, que sin duda matan pasiones, resortes oxidados que hacen un chillido molesto que espanta cualquier erección, y, sin duda lo más efectivo, cobertores de las Águilas del América, que acaban con el apetito sexual de cualquier mujer que esté a 500 metros a la redonda, casi igual que tu compa cuando se pone a hacer freestyle en la peda.
En algunas habitaciones también colocaron posters de la WWE, Funko Pops y algunas figuras religiosas para que no quepa duda de que en ese lugar nadie va a tener coito. Como los deportistas siempre son bien fogosos y todos sabemos que lo prohibido atrae, el director de la Villa Olímpica, por si las moscas, decidió repartir un total de 300,000 condones entre los 11,000 deportistas peneportantes, lo que da un total de 27 preservativos por cabeza.
«Nunca había visto tantos condones juntos en el mismo lugar, de solo verlos se me quitaron las ganas de coshar… MEJOR NADOTA», compartió uno de los atletas en sus redes sociales.