Llegar a cierta edad implica hacer sacrificios inevitables, como dejar de comer lo que nos gusta, bajarle a las peditas de buró, hacer cosas que no nos gustan y visitar a la persona más temida por un hombre, el especialista que nos hará cosquillitas en nuestros espacios más oscuros y secretos: el urólogo.
Si eres modelo 83 o anterior, seguido te duelen las rodillas, y aún no has ido a que te chequen el uyuyuy, no tardes. Sin duda, sabemos que no es un paso fácil para ningún macho bragado, por eso te compartimos 5 tips que debes tomar en cuenta para mejorar esa cruel experiencia. Así que flojito y cooperando que empezamos por la puntita.
Agarra aire y piensa en cosas bonitas
Cuando ya te pidió que te coloques de perrito o en posición fetal para tentarte el chiquito, y veas que ya se colocó el guante y el lubricante, respira profundamente y piensa en alguna experiencia bonita con tu pareja o cuando eras joven y no pensabas que este fatal día fuera a llegar.
Haz equipo
A veces, las peores circunstancias se viven mejor en bolita, así que organiza la visita al urólogo con tus mejores amigos del trabajo que, como tú, ya llegaron al cuarto piso. O dile al compadre que quieres aprovechar la promo 2×1 para que afloje a ir contigo.
Háganlo mutuamente
¿Eres urólogo y de todos modos no te salvas? Practica el chequeo mutuo con tu compañero de carrera o pídele a un colega que se arme el 69, porque dos cabezas piensan mejor que una.
No aprietes
A veces es mejor dejarse llevar. Si crees que el recto anda muy estrecho, pídele a tu médico que te diga cosas bonitas o te ponga música romántica para relajarte y no sentirte como chica Lomecán.
No la cagues
No querrás a un médico que te tiene donde te tiene y como te tiene de malas, así que procura ir al baño antes y sirve que, como le entraste a los tacos de tripa un día antes, ya no traerás tan cerrado el hoyo de pollo.
En cualquier caso, haznos caso y ve a checarte, más vale que te entre un dedito a que te atraviesen con el puñal.