Existe una razón por la que los hombres que trabajan en barberías son muy heterosexuales, pero los que trabajan en estéticas son muy gays. Es la misma razón por la que los ingenieros civiles suelen ser muy varoniles, pero los arquitectos muy afeminados, un caso bastante similar al de los que hacemos periodismo de verdad y los que hacen periodismo de espectáculos.
Esto es porque hay disciplinas que se les facilitan más a personas que cuentan con una energía masculina, pero otras en las que es más probable que sobresalgan aquellos que no tienen ni idea de lo que es un falso 9.
Una de las profesiones en las que es muy evidente este sesgo es la de los “wedding planners”, o “planificadores de bodas”, para los que no tienen Duolingo, en la que predomina la presencia de mujeres y homosexuales, pero más que nada homosexuales, debido a que son más mitoteros meticulosos y cuidan mejor los detalles.
Ya se ha dado a conocer el primer caso de un wedding planner heterosexual y los resultados fueron como muchos lo esperaban: catastróficos. Se trata de Mauricio Casas, un joven emprendedor de Saltillo (Little Jump), Coahuila, que decidió incursionar en el negocio de la planeación de bodas al ver que muchos gays en su ciudad estaban haciendo su agosto dedicándose a ello.
Así es como Mauricio decidió ofrecer sus servicios bajo la marca “Bodorrios En Caliente”, un nombre que consideró pegajoso y que adelantaba cierta practicidad y pragmatismo que lo diferenciaría de la competencia, que casi siempre son muchachos muy liosos y obsesivos. El problema fue que, ignorando por completo su mercado, no tomó en cuenta que, cuando se trata de bodas, tu verdadero cliente es la novia, o incluso la suegra, pero definitivamente no son eventos pensados para un público masculino.
Esa noche soñada, salida de un cuento de hadas, para muchas novias se convirtió en un huateque que parecía haberse organizado para exalumnos, clase del 1987, de la facultad de agronomía de la Autónoma de Coahuila. Las mesas de lámina de Carta Blanca, las papas asadas al carbón como platillo fuerte, Los Arrieros de Muy Muy Tejano en las bocinotas JBL, y el payaso Brincos Dieras insultando a todos los invitados para “amenizar” el evento, no fueron del agrado de muchas clientes, quienes ya se han pronunciado al respecto en su página oficial de Facebook:
«Horrible… Pusieron el Tigres-Rayados en un proyector a la mitad de la boda… Perdimos dos horas viendo el juego», «Me lo vendieron como un bodorrio y terminó siendo un BODRIO», «Me intoxiqué con el queso Norteñita que asaron con todo y plástico», son algunos comentarios que se pudieron leer.
Por su parte, Mauricio acepta su error y dice tomar las malas reseñas como crítica constructiva: «Denme chance, voy empezando… Es que los gays lo hacen ver muy fácil», publicó desde la cuenta de “Bodorrios En Caliente”.
Cinco de las siete parejas a las que les organizó la boda, ya se separaron.
