El sumo pontífice de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, Jorge Mario Bergoglio o, como le conocemos de cariño, papa Francisco, hizo un llamado a «acoger» en la Iglesia a miembros de la comunidad LG TV. O sea, a los homosexuales, nada más que pidió ser prudentes sobre dejarlos entrar en el seminario, porque ya sabe cómo son los de esa preferencia, que nada más uno les da la mano y le agarran la tercera pata.
Cabe mencionar que algunos integrantes de esa preferencia se pusieron muy contentos porque habrían entendido «coger» en lugar de «acoger», por lo que, en un principio, la noticia causó euforia y más porque estamos en el mes en el que se ponen loquitos todos los que les gusta el arroz con popote. Pero, obviamente, nada que ver, solo se trató de una declaración sobre la apertura que el papa ha tenido con la comunidad del arcoíris. Así que escondan las banderitas, nalgas prontas.
En los últimos meses, el guardián de las llaves de San Pedro en la Tierra ha pasado por algunos escándalos respecto a este tema, desde abrir la posibilidad bendecir las uniones que algunos consideran inmorales y antinaturales. Hasta, incluso, utilizar formas despectivas para referirse a los que les gusta consumir pito, es decir, «frociaggine», que se traduce como «maricón». Y no una, sino dos veces.
«O sea, sí hay que darles chanza, pero ¡aguas! Porque ya conozco a esos, digo, me han contado que les gustan las cosquillas en el anís y aquí no queremos mariconadas de esas ni nada por el estilo. A menos que nos inviten a todos, pero de rodillas no, porque ya me canso, digo, no, nada de eso», comentó el papa Francisco, más o menos, de acuerdo con testimonios de algunos obispos mitoteros, a quienes se les salió todo en el sermón de a misa de seis.
Así que parece que por andar de buenaondita y meterse en estos temas, sin que nadie lo llame, el papa Francisco ha estado cantinfleando gacho. Pues, como primero anda con que sí, que se le caigan a la Iglesia esos de los colores, luego dice que cuidadito, porque no le vayan a convertir los seminarios en la nueva versión de Sodoma y Gomorra. Que seguramente ya lo son, pero no tan descarado.
