En una noticia que ha dejado a muchos dueños de mascotas con una mezcla de asombro y escepticismo, un astuto gato hogareño de nombre Félix, logró convencer a sus dueños de que su perro, llamado Firulais, les celebraba cualquier pendejada únicamente por interés. Según fuentes cercanas, Félix terminó de hacerle ver a su Karen y Karen Macho (como se les llama a los hombres dueños de gatos) que las constantes celebraciones y festejos de Firulais, ya fuera por llegar a casa o sacarlo a pasear, no eran más que maniobras manipuladoras dignas de cualquier película noventera donde saliera un perro convenenciero.
«Ya era hora de darnos cuenta de ese engaño y todo se lo debemos a nuestro gato», afirmó Karen Macho, mientras le servía alimento húmedo a Félix, quien ahora se ganó la confianza de sus dueños. A decir de sus vecinos y su psiquiatra, Karen y Karen Macho pensaban que su perro les movía la cola y se les encimaba para mostrarles afecto, pero resultó que solo lo hacía para ganarse unos premios de comida y, claro, para que le acariciaran la pancita y los güevos.
Según su propio testimonio, las sospechas surgieron cuando notaron que Firulais recibía golosinas, nuevos juguetes y largos paseos cada vez que les hacía fiesta o les hacía su «carita tierna». «Al principio pensamos que era amor incondicional, pero luego descubrimos que el pinche perro solo se acercaba cuando escuchaba el sonido de la bolsa de croquetas o andaba ganoso y se cogía la pierna de mi marido», comentó Karen, mientras acariciaba a su gato, quien se pavoneaba orgullosamente como el sabio de la casa.
Expertos en comportamiento animal, como César Millán, aseguran que esta maniobra es un claro ejemplo de la «maña canina» para aprovecharse del cariño humano. «Los perros son expertos en simular afecto para obtener recompensas, pero Firulais ha llevado esta estrategia a un nivel excesivo. No dejaba de mover la cola y se comportaba como si fuera el más importante de la familia, porque sabía que llegaría la hora de repartir premios», explicó el propio César Millán, famoso por entender el lenguaje canino, mientras olía las colas de varios perros para saber cómo andaban de humor.
Así, la familia, luego de darse cuenta de la traición, ha decidido enviar a Firulais con el reconocido veterinario, Dr. Gerardo Pacheco, cuyas avanzados tratamientos han demostrado ser la respuesta para quienes le llevan a sus mascotas y no están dispuestos a pagar más de 800 pesos por una consulta. Por su parte, los dueños de Félix dicen que ahora solo adoptarán gatos, pues han quedado decepcionados de las mascotas caninas.
