«Ni modo, a jalar»: ¿Te quedaste seco después de vacaciones? Te recomendamos 3 formas decentes y 2 indecentes para sobrevivir hasta la quincena

Se acabaron las vacaciones, se fue el aguinaldo adelantado, el ahorro, el crédito, el colchón, el fondo de emergencia, el «por si acaso» y hasta el «ya ni modo». Y tú… tú sigues vivo, pero seco como birote de tiendita al mediodía. Te volviste a endeudar para «descansar», y ahora trabajas más estresado que el que le lleva el teléfono a tu ex. El mundo sigue girando, pero tu cartera nomás da vueltas más vacía que corazón de ex tóxica.

Así que, si estás a nada de empeñar hasta tu dignidad (otra vez), aquí te van 3 formas decentes y 2 indecentes para sobrevivir hasta la quincena o hasta que llegue algún milagro, porque ni creas que la devolución del SAT te llegará.

Las formas decentes

1. Haz limpieza y véndelo todo… menos tu cuerpo (todavía). Sí, ya sabemos que dijiste «este año sí voy a ser minimalista», pero resulta que tu minimalismo no era voluntario: era pobreza con estilo. La solución está en tus cajones, literal y figuradamente.

Vende lo que encuentres: ropa que ya no usas (ni te queda), gadgets que nomás sirven de pisapapeles, libros que jamás leíste, pero que te hacen ver culto, y hasta ese Funko de Gokú que compraste «de colección» pero que ahora nomás colecciona polvo.

2. Ofrece servicios decentes (por ahora). Tú sabes hacer algo: editar videos, escribir currículums, cortar cabello, arreglar compus, pintar casas, pasear perros o preparar micheladas. Úsalo a tu favor. Hay gente dispuesta a pagar por lo que tú haces con los ojos cerrados (y tú, a estas alturas, estás dispuesto a hacerlo hasta con los pantalones abajo… metafóricamente, claro).

3. El arte milenario del «¿me prestas?». Pedir prestado es casi un ritual mexicano. Pero hay niveles. Empieza por la familia cercana, o sea, tu mamá. Si no funciona, prueba con tus amigos con tarjeta. Apunta a ese compa que siempre anda diciendo: «Yo te invito, bro». Si tu amigo te manda a volar, continúa con la ex que aún te quiere ver feliz. Evita a los que te cobran con memes pasivo-agresivos o con visitas inesperadas al trabajo. Dignidad, ante todo.

Las formas indecentes

1. Vende tu dignidad al mejor postor (sugar edition). ¿Ya pensaste en convertirte en Sugar Baby? Hay mercado. No necesitas estar mamado ni ser influencer, solo saber escuchar y mandar nudes (con carita, si no no valen). Hay señoras, señores y entes no-binarios con cartera gruesa y cariño escaso. Tú sólo tienes que fingir interés, reírte de sus chistes viejos y mandar besitos de buenos días con tono tierno y baja autoestima.

2. Participa en sorteos, rifas y “emprendimientos” turbios. ¿Has notado que, cuando estás en la ruina, te llegan más cadenas de WhatsApp que propuestas laborales? Es el universo susurrándote:«Tú puedes caer más bajo».

Así que lánzate: entra a la tanda de tu tía, compra un “número ganador” para la rifa de una moto sin papeles, o apuesta en línea por un equipo de cricket de Uzbekistán. Todo o nada, carnal. Si ganas, la vida te sonrió. Si pierdes, pues ya estabas jodido, así que al menos te reíste.

La cruda financiera posvacacional es real. Te comiste la quincena en mariscos, micheladas y hoteles con vista al mar, pero todo se paga y ahora solo tienes vista al abismo. Pero recuerda, compadre: lo que se gasta en vida, se trabaja en miseria. Y mientras la quincena llega, tú sobrevive con ingenio y con lo poco que te quedó de dignidad.

Acerca de Fede

Fede

Escritura creativa, lingüista y estudioso de escrituras experimentales.