Una mujer identificada como Karen “N” aprobó su examen de manejo a pesar de haber derribado tres conos, chocar dos automóviles estacionados y casi atropellar a la señora de intendencia. Todo gracias a su extraordinaria habilidad para culpar al supervisor del caos vehicular que provocó. Según algunos testigos, el supervisor del examen, visiblemente afectado, accedió a otorgarle la licencia tras recibir una cátedra de manipulación emocional.
«Ya basta de que digan que las mujeres no sabemos manejar. Si algo he aprendido en la vida es que lo importante no es saber manejar, sino saber a quién echarle la culpa y decir “No choqué, me chocaron”», comentó Karen, mientras recogía su flamante licencia de conducir en la Secretaría de Movilidad.
Karen alegó que la actitud del supervisor, identificado como Roberto López, fue la verdadera causa de sus múltiples errores. «Ese señor me miraba con ojos de odio, como si quisiera que yo fallara. Fue su mala vibra la que me hizo confundir el freno con el acelerador. Honestamente, ¿cómo esperan que uno maneje bajo tanta presión?», declaró la conductora mientras el supervisor intentaba calmar su tic nervioso.
Roberto, por su parte, aseguró que su única «mala vibra» fue el terror que sintió cuando Karen entró en reversa a una glorieta. «Cuando me gritó “¡Pues si sabes tanto, maneja tú!”, entendí que esta batalla estaba perdida. Nunca había visto a alguien rebasar con tanta confianza por la derecha en el campo de pruebas», confesó mientras solicitaba su cambio de área.
Pese a los incidentes, Karen obtuvo una calificación «excelente» bajo el argumento de que su estilo de conducción reflejaba la verdadera esencia de los conductores locales. «Al final, manejar es saber sobrevivir en el caos, y Karen lo hace con actitud. Sus cinco intentos de estacionarse en batería muestran perseverancia», declaró un portavoz de la Secretaría de Movilidad, quien prefirió mantenerse en el anonimato tras revelar que también había aprobado a alguien que confundió las luces intermitentes con el claxon.
El caso de Karen se volvió viral en redes sociales, dividiendo opiniones. Algunos usuarios celebraron su «empoderamiento al volante», mientras que otros sugirieron que nunca debió tocar un auto en su vida.
Al cierre de esta nota, Karen fue vista celebrando su victoria con un paseo por la ciudad, sin darse cuenta de que aún tenía el freno de mano puesto. «La verdad, manejar es como la vida: a veces no sabes lo que estás haciendo, pero lo importante es que la culpa siempre sea de alguien más y que el seguro lo pague tu marido», concluyó entre risas.