El reciente conflicto armado en Medio Oriente, que es parte de una guerra que lleva desarrollándose nada más unos 10,000 años y hasta sale en el Antiguo Testamento de la Biblia, ha provocado distintas reacciones en el mundo.
Algunos pacifistas, como nuestro presidente Licenciado y conductor del morning show La mañanera han condenado la guerra y han dicho que es mejor decir aquí corrió que aquí quedó.
En varias ciudades del mundo como Toronto, Londres y Berlín, grupos de inmigrantes pro-Palestina han salido a las calles envueltos en banderas de ese país para celebrar el asesinato de cientos y quizá miles de israelíes de la población civil; una conducta de gente muy normal y nada perturbada.
En México, que siempre es mágico, ya se han alzado voces por ambos bandos. Algunos condenan las acciones de Hamas y otros, los de siempre, los que gustan de tener banderitas de colores en su perfil o salir envueltos en trapos verdes y morados, o ensalzar las virtudes de las vibrantes democracias latinoamericanas como las de Cuba y Venezuela, ya externaron todo su apoyo para Palestina.
En un videocomunicado, el vicepresidente general de todo el pedo de las bombas y los cuetes de Hamas, Omar Harsia Harfuch, convocó a «todos esos huevones hijos de su p*ta madre» a que salgan de la comodidad de los hogares de sus papás en México y vayan a Palestina «a luchar por la justicia, ¿o les tiemblan las chichis, p*nches perros?».
Hasta el momento, cero tuiteros de estas características se han inscrito en la lista de reclutamiento de Hamas y se espera que el número se mantenga estable en los próximos años.