Luego de la eliminación de Rayados, el último sobreviviente de los equipos mexicanos, en la semifinal de la Leagues Cup, el ciudadano presidente Licenciado Andrés Manuel López Obrador, declarado amante del deporte, estalló contra la Liga MX.
«No es… este… posible… de que… habiendo tanto dinero en la Liga MX… una liga de… fifís… no podamos ganarles a los americanos», declaró el macuspano con el hocico espumeante de la rabia, «no, no, le voy a pedir a… este… Chencho [Luis Crescencio Sandoval, titular de la Sedena] que tome las riendas de la Liga MX para… este… que haga un verdadero cambio».
Luego de algunos cuestionamientos de los medios, López Obrador perdió el control de sí mismo y tras insultar a Carlos Loret, a Ciro Gómez Leyva y a Felipe Calderón, aclaró sus planes concretos para la Liga MX:
«Vamos a convertir la Liga MX en… este… una liga de beisbol… macaneos, no patadas».
Los expertos se preguntan cuáles serían las consecuencias de un cambio de administración de esta naturaleza, y casi todos concuerdan en una cosa: no podría ser peor que la de Mikel Arriola.
