Luego de varias semanas haciendo declaraciones que han molestado a más de alguno, entre ellas la de que los ricos repartan sus recursos a los más pobres, el Papa Francisco volvió a hacer de las suyas al hablar sobre el papel de las mujeres en la Iglesia, demostrando que cuando se trata de dar discursos que generen polémica él es como Messi para los penales, casi nunca falla. Este sábado, en la Universidad Católica de Louvain-la-Neuve, el Papa tuvo la brillante idea de responder a las inquietudes sobre la invisibilidad de las mujeres en la Iglesia con una frase que dejó a todos boquiabiertos: «La Iglesia es una mujer», lo que pudo molestar a más de alguno.
Los estudiantes, probablemente con ganas de escuchar algo que se asemejara a una idea progresista, se quedaron con las ganas. En lugar de abordar las preguntas sobre la justicia social, la ecología y, por supuesto, el rol femenino, Francisco optó por un discurso en el que describió a las mujeres como «acogida fecunda» y «entrega vital», términos que la mitad de su audiencia ni entendió, lo que fue suficiente para que se ofendieran. Sobre todo cuando les recordó que el verdadero lugar de la mujer está en la crianza de hijos y el cuidado del hogar.
Los estudiantes de dicha universidad no perdieron el tiempo y emitieron un comunicado expresando su decepción ante las posiciones que calificaron como conservadoras por parte del Sumo Pontífice. Porque, sorpresa, hasta en las universidades católicas se han instaurado las ideas progresistas que se oponen a la idea de reducir a las mujeres a seres destinados a cuidar y procrear.
Al respecto, una estudiante, visiblemente irritada, lo resumió mejor que nadie: «Nos reduce al rol de tener hijos, ser madres, esposas… cuando lo que queremos es vivir la vida loca, irnos de fiesta, terminar con un vato que nos maltrate, nos embarace, nos deje y terminemos convertidas en mamás luchonas. Tomar esas decisiones por nosotras mismas es el verdadero feminismo que buscamos y no las ideas arcaicas de alguien que no conoce del mundo, así sea el Papa».