Un grupo de científicos mexicanos acaba de poner a temblar a Tesla, Samsung y hasta a los productores de frijoles del Bajío con un descubrimiento revolucionario: las flatulencias humanas tienen el potencial de convertirse en una fuente de energía renovable para cargar dispositivos electrónicos. El hallazgo ha sido bautizado como «Tecnogas» y promete convertir a cualquier persona con problemas de digestión en una planta de energía portátil.
Según los investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Aromáticas y Energéticas del Bienestar (INCAEB), un gas humano promedio tiene suficiente potencia para cargar hasta el 15% de la batería de un smartphone. «Es un avance histórico, porque además de eliminar el problema de quedarse sin batería, eliminamos el estigma de que un ‘gas’ sea algo vergonzoso. Ahora se convertirán en la cosa apestosa más valorada en el mundo», declaró el doctor Raúl Plumas, líder del proyecto.
La innovación ha despertado interés internacional, con empresas como Apple ya considerando integrar sensores de «aliento inferior» en sus próximos iPhones. Según Tim Cook, CEO de la compañía, «el iPhone 16 no solo escuchará tus deseos, también escuchará tus tripas y hasta sabrá lo que cenaste para verificar la calidad de la carga».
El anuncio no ha estado exento de polémicas. En redes sociales, usuarios han comenzado a debatir sobre las implicaciones éticas y sociales del uso público de esta tecnología. «Yo ya no me voy a aguantar nada en el cine, ¿eh? Ahora será por el bien de todos», comentó un usuario en X (antes Twitter), desatando una ola de memes sobre «energías limpias pero tóxicas».
Por su parte, los fabricantes de cubrebocas han reportado un aumento en ventas, anticipando un mundo donde las reuniones sociales podrían convertirse en un campo minado olfativo, especialmente después de cenas mexicanas. En el ámbito político, algunos ya vislumbran cómo esta tecnología podría transformar el sector energético. «Con todo el gas que podría producir cierta exsenadora, ahora encargada de quién sabe qué secretaría, cada día podríamos iluminar el país entero», bromeó un comentarista en un programa matutino, ganándose tanto risas como demandas por violencia política en razón de género.
Mientras tanto, la presidente Claudia Sheinbaum declaró su interés en nacionalizar esta tecnología: «Esto es soberanía energética pura. Ya no dependeremos de nadie, ni de ningún país, porque México tiene suficiente frijol para alimentar a las futuras generaciones… y sus celulares. Qué pinche refinería Dos Bocas, ni que la fregada, el futuro son los pedos, ahí les va uno», declaró la Doctora en una de sus mañaneras que, además de aburridas, ahora serán apestosas.
Por su parte, empresas como Bimbo ya están considerando expandirse al sector energético con productos de alto contenido de fibra que prometen «una carga rápida y constante». Incluso, algunos influencers fitness han comenzado a vender «batidos energéticos» para soltar todo, no le hace que salga con premio.