Por: becario EAD
Hace unos años, un dulce joven de 15 años se hizo viral en redes sociales por su peculiar manera de vender empanadas, con la cual sorprendía a los turistas por su increíble labor de ventas y por saber decir «empanada» en 7 idiomas.
Fue tanto el impacto del video, que el multimillonario Arturo Elías Ayub «El bragueta de oro», de gran patrimonio pero de mejor matrimonio, le ofreció una beca de casi 400 mil pesos y hasta quiso comprarle sus derechos de imagen para hacerle una figura de acción, a lo que Paco respondió cual niño tibio que no quiere salir a jugar: «No puedo, no me dejan mis papás».
Lamentablemente para Paco, hay oportunidades que ya nunca vuelvan y ni el paso del tiempo ni las empanadas acarician. El muchacho carismático pasó a convertirse en un corpulento adulto barbón que de manera prepotente y mediante el hostigamiento, importuna a los turistas, a veces en estado inconveniente y con un tono violento, en un intento de vender su producto.
Ya son varios los escándalos en los que se ha visto envuelto este polémico personaje, como la vez que le aventó el celular a una señora porque lo estaba filmando sin pagarle los 200 pesos que cobra por video, o como cuando unas señoritas reportaron que su discurso de ventas se estaba tornando inapropiado e incluso obsceno:
«¿Que tal que yo te doy una empanada de jamón con queso y tú me das una empapada de camarón… morra?» o «También tengo de cabeza para que te la comas aquí parada», son frases que les ha dirigido a algunas de las jóvenes, mientras lucía totalmente demacrado, con las pupilas dilatadas y los ojos inyectados de sangre. Por fortuna, las muchachas lograron huir del lugar antes de que las cosas se salieran de control.
Recientemente, a causa del huracán Otis, Paco ha sido nuevamente tema de conversación, pues muchos querían saber si se encontraba bien y si se había visto afectado por la catástrofe, hasta que surgió un video donde Paco se veía más vivo que nunca y estaba haciendo rapiña en una tienda Walmart.
En el video se alcanza a apreciar al joven tomando todo lo necesario para seguir haciendo sus empanadas: harina, huevos, mantequilla, azúcar morena, lo que parecía ser una botella de Rancho Escondido, dos bocinas marca BOSE y un Scooter eléctrico.
Los que lo reconocieron le pidieron de favor que repartiera empanadas de forma gratuita para ayudar a los más afectados, esperando que su corazón se ablandara y volviera a ser el niño tierno que todos conocían.
«Matemáticamente no nos convendría», replicó mientras reía a carcajadas y encendía el scooter recién adquirido para luego perderse en medio de toda la gente, haciéndose uno solo con el caos. No se ha vuelto a saber nada de él.
